No mientras español - maño, extremeño
o del Miño a la orilla - hazañas sueñe;
o si allende los mares el porteño,
el limeño de Lima, el hondureño
digan ñandú, ñapango, digan ñaño
padecerá esta lengua el menor daño
y, ñenga o ñeque, lucirá la eñe.
Aproximación a la Poesía desde la Ciencia y/o dulcificación de la Ciencia a la luz de la Poesía
No mientras español - maño, extremeño
o del Miño a la orilla - hazañas sueñe;
o si allende los mares el porteño,
el limeño de Lima, el hondureño
digan ñandú, ñapango, digan ñaño
padecerá esta lengua el menor daño
y, ñenga o ñeque, lucirá la eñe.
Seamos perezosos en todas las cosas, excepto al amar y al beber, excepto al ser perezosos.
LESSING[1]
A este séptimo mal llego cansado,
y comienzo le doy con un bostezo.
Y si no me espabilo y desperezo
poca cuenta he de dar de tal pecado.
Ya Paul, yerno de Marx, le encontró el lado
benéfico al desmayo con que empiezo
un soneto que apenas enderezo:
“EL TRABAJO OBSESIVO Y ALIENADO …”
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He llegado tan lejos – me parece –
en la meditación de la indolencia
que un buen descanso el cavilar merece.
Las cosas hay que hacerlas a conciencia …
y no doy más de mí. Lo dejo en trece.
[1] Citado en cabecera del primer capítulo de “El derecho a la pereza” de Paul Lafargue, yerno de Carlos Marx.
Pintan color de hiel, verdiamarilla,
a quien se duele de la dicha ajena,
porque es rüin pasión sentir tal pena
sin que medie querella ni rencilla.
Se consume en la rumia y apolilla
quien no ve más allá de esta condena:
que le parezca mala, en otro buena,
cualquiera joya que en sus manos brilla.
Si odiar el bien del otro te obsesiona
si en procurarle daño perseveras,
como maligno lance de este juego,
no tendrás paz ni cetro ni corona,
ni el pan te saciará ni en las praderas
de la felicidad habrás sosiego.