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domingo, 21 de abril de 2013

El dios de tanta crueldad no es digno de mi fe


He visto el desolado
espanto de la presa
que agoniza en las fauces
feroces de la fiera

y he sabido que rige
la Vida una tragedia,
una atroz ordalía,
una norma cruenta:

comer o ser comido,
ser tigre o ser oveja,
ser víctima o verdugo,
o pedernal o yesca.

Y al decirme que un Dios
bondadoso pudiera
ser autor del veneno
mortal de este dilema

rechacé el sinsentido,
oximorón, esquema
de bondad y maldad
unidas – contrapuestas

en un único dios
que amor-dolor uniera
en sádica amalgama.
Y esta fue mi respuesta:

Pues que al Mundo revistes
¡oh dios! de tanto horror,
quiero hacerte el favor
de creer que no existes.

He sabido del hambre
junto al lujo y la hartura,
la esclavitud que el lucro
esconde en su estructura

y he sabido que rige
al Hombre una amargura,
un tremendo destino,
una vil dictadura:

ser esclavo o ser amo,
vergajo o matadura,
sudor que alza las mieses
o avaro que urde usura.

Y al decirme que un Dios
bondadoso procura
al pobre angustia estrecha
y al rico desmesura

rechacé el sinsentido,
oximorón, locura
de bondad y maldad
en una sola hechura

del pretendido dios
que la Biblia asegura
que este Mundo creara.
Y mi voz sonó dura:

Pues que al Mundo revistes
¡oh dios! de tanto horror,
quiero hacerte el favor
de creer que no existes.


Que dedico a mi amigo Pedro, con el que comparto la idea de que si Dios existiera, cosa que no creemos, sería un dios perverso, un monstruo cruel. Si tal ente no existe el Mal desaparece con el sentido moral y se convierte en mero mecanismo de selección.

domingo, 9 de agosto de 2009

Dogville - antítesis

El día en que supe que era Dios

y que tenía

en mis manos el Rayo de la Muerte

contra esa Humanidad

que me salió defectuosa,

volví el Arma Divina

contra Mí.

Y no hubo Dios. El Mundo

volvió a ser tan ateo

como siempre fue.

Como siempre … fue.

Como siempre.

Siempre.

lunes, 22 de diciembre de 2008

La magia de las Navidades

Ascuas de luz parecen las ciudades,

que albergan su emoción puertas adentro;

y el hogar al que llego, llamo y entro,

todo un oasis de felicidades.

 

Puesta en común de las intimidades:

dejar que el corazón busque su centro,

marchar, de lo que fuimos, al encuentro,

esa es la magia de las Navidades.

 

Dentro reinan la paz y la alegría,

y, fuera, el desamparo, la tristeza,

la soledad, el hambre: la pobreza.

 

Van dos mil años, y otro nuevo día

de Navidad nos halla satisfechos,

ante el Portal, sin los deberes hechos.

domingo, 17 de febrero de 2008

Sed de Justicia

Claman por Dios que, absorto en sus Alturas,
solo en su Trinidad, mira su Ombligo.
Claman las miserables criaturas,
dejadas de Su mano al Enemigo

en este Infierno darwinista y duro,
de todos contra todos, en que el Amo,
o el Capital, su yugo dicta, oscuro.
Y Yo, uno más, desde mi angustia, clamo

... clamo por ese Dios, que, si Lo fuera,
el Crimen sin Castigo que ahora veo
saldado en Su Justicia ya estuviera,

no en otro Mundo, pues en él no creo,
ni mañana, ni luego, en otra hora,
sino, sin más tardar, Aquí y Ahora.

jueves, 14 de febrero de 2008

Buscar a Dios

Réplica amistosa a Pedro (Peter) de la Abarca


Pues cuando mueres no eres
¿cómo buscar a Dios, Pedro?

Tu viaje hay que hacerlo vivo,
buscando a Dios en tu centro,
allá junto al corazón,
carnes y sangres adentro.

Hay que buscarlo en tu hermano,
el que vive padeciendo,
ese que no vemos nunca
a nuestro lado muriendo,
y lleva a Dios en la frente
grabado en letras de fuego.

Buscar a Dios tras la muerte,
cuando ya quizá no estemos,
es dejar para otra vida
lo que en esta nos da miedo.

Por buscar a Dios, mi amigo,
no hay que marcharse tan lejos.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Imprecación

¿Qué te hizo, Dios, el barro
que así me lo atormentas
alzado por Ti a hombre;
condenado al deseo y a la muerte?

Le diste alas y le hurtaste el cielo.
¿Donde volar, Señor?¿Qué burla es esta?

domingo, 10 de febrero de 2008

Misticismo ateo – a vueltas con Blas de Otero

Soneto compuesto a imitación de Blas de Otero con un fuerte contenido de vivencias propias.


Yo nací para Ti; Tú me reduces
a la incierta pasión de no creerte;
me diste la razón para no verte,
escondido en tu bosque, atroz, de cruces.

Te busqué sin descanso a medias luces
y me di a trompicones con tu muerte,
con tu ausencia palmaria, con la fuerte
necesidad de Ti que me produces.

Te odié por no tenerte, por faltarme,
por plantar en mi mente la demencia
del trascender, que me desasosiega.

Y no te tengo ni para matarme,
para exigirte a gritos la clemencia
de arrancarme esta luz que te me niega.

jueves, 7 de febrero de 2008

La fe de Blas de Otero

BASTA

Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.

Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.

Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.

Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti – ronco río que revierte.

Blas de Otero, “Ancía” 1958



Hermano Blas de Otero, camarada,
en debate sin fin con lo Absoluto,
en pugna con lo Alto, irresoluto,
al borde del abismo de la Nada.

Al costado, de dudas, la lanzada
ardiente en los latidos del minuto,
y el reproche blasfemo, disoluto,
como oración inversa, despechada:

“Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos”.
(No nos tengas en esta vida-muerte).
“O si no, déjanos precipitarnos”

(¡Ah la fe, desgarrada, bronca, fuerte!
¡Ah tu fe, que no deja de asombrarnos!)
“sobre Ti, ronco río que revierte”.

martes, 5 de febrero de 2008

Comunión - Caridad

Entrañarme en tu entraña, donde sólo tú eres,
y extrañarme de mí por ser tú mismo.
Negarme yo por ti y anonadarme
y conquistar al fin tu perspectiva

para emerger después al tercer día
penetrado de ti, vivificado,
ganado a tus banderas, ya las mías,
borracho de tu sangre, entimismado.

Sembrado, pues, de ti granar cosecha
y ser pacido cuando y por quienquiera
y, esparcido en los vientos y en los ríos,
vivir fuera de mí con todo el mundo.

sábado, 15 de diciembre de 2007

De los dioses desconfía

A Peter de la Abarca

De los dioses desconfía,
Pedro. Los dioses confunden
con señales que difunden
para perder a quien fía
en la bondad que los guía.
Esconden en sus enigmas
los más oscuros estigmas,
que a los mortales escapan
y, por lo mucho que tapan,
nunca serán paradigmas.