domingo, 21 de abril de 2013
El dios de tanta crueldad no es digno de mi fe
domingo, 9 de agosto de 2009
Dogville - antítesis
El día en que supe que era Dios
y que tenía
en mis manos el Rayo de la Muerte
contra esa Humanidad
que me salió defectuosa,
volví el Arma Divina
contra Mí.
Y no hubo Dios. El Mundo
volvió a ser tan ateo
como siempre fue.
Como siempre … fue.
Como siempre.
Siempre.
lunes, 22 de diciembre de 2008
La magia de las Navidades
Ascuas de luz parecen las ciudades,
que albergan su emoción puertas adentro;
y el hogar al que llego, llamo y entro,
todo un oasis de felicidades.
Puesta en común de las intimidades:
dejar que el corazón busque su centro,
marchar, de lo que fuimos, al encuentro,
esa es la magia de las Navidades.
Dentro reinan la paz y la alegría,
y, fuera, el desamparo, la tristeza,
la soledad, el hambre: la pobreza.
Van dos mil años, y otro nuevo día
de Navidad nos halla satisfechos,
ante el Portal, sin los deberes hechos.
domingo, 17 de febrero de 2008
Sed de Justicia
solo en su Trinidad, mira su Ombligo.
Claman las miserables criaturas,
dejadas de Su mano al Enemigo
en este Infierno darwinista y duro,
de todos contra todos, en que el Amo,
o el Capital, su yugo dicta, oscuro.
Y Yo, uno más, desde mi angustia, clamo
... clamo por ese Dios, que, si Lo fuera,
el Crimen sin Castigo que ahora veo
saldado en Su Justicia ya estuviera,
no en otro Mundo, pues en él no creo,
ni mañana, ni luego, en otra hora,
sino, sin más tardar, Aquí y Ahora.
jueves, 14 de febrero de 2008
Buscar a Dios
Pues cuando mueres no eres
¿cómo buscar a Dios, Pedro?
Tu viaje hay que hacerlo vivo,
buscando a Dios en tu centro,
allá junto al corazón,
carnes y sangres adentro.
Hay que buscarlo en tu hermano,
el que vive padeciendo,
ese que no vemos nunca
a nuestro lado muriendo,
y lleva a Dios en la frente
grabado en letras de fuego.
Buscar a Dios tras la muerte,
cuando ya quizá no estemos,
es dejar para otra vida
lo que en esta nos da miedo.
Por buscar a Dios, mi amigo,
no hay que marcharse tan lejos.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Imprecación
que así me lo atormentas
alzado por Ti a hombre;
condenado al deseo y a la muerte?
Le diste alas y le hurtaste el cielo.
¿Donde volar, Señor?¿Qué burla es esta?
domingo, 10 de febrero de 2008
Misticismo ateo – a vueltas con Blas de Otero
Yo nací para Ti; Tú me reduces
a la incierta pasión de no creerte;
me diste la razón para no verte,
escondido en tu bosque, atroz, de cruces.
Te busqué sin descanso a medias luces
y me di a trompicones con tu muerte,
con tu ausencia palmaria, con la fuerte
necesidad de Ti que me produces.
Te odié por no tenerte, por faltarme,
por plantar en mi mente la demencia
del trascender, que me desasosiega.
Y no te tengo ni para matarme,
para exigirte a gritos la clemencia
de arrancarme esta luz que te me niega.
jueves, 7 de febrero de 2008
La fe de Blas de Otero
Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.
Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.
Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.
Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti – ronco río que revierte.
Blas de Otero, “Ancía” 1958
Hermano Blas de Otero, camarada,
en debate sin fin con lo Absoluto,
en pugna con lo Alto, irresoluto,
al borde del abismo de la Nada.
Al costado, de dudas, la lanzada
ardiente en los latidos del minuto,
y el reproche blasfemo, disoluto,
como oración inversa, despechada:
“Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos”.
(No nos tengas en esta vida-muerte).
“O si no, déjanos precipitarnos”
(¡Ah la fe, desgarrada, bronca, fuerte!
¡Ah tu fe, que no deja de asombrarnos!)
“sobre Ti, ronco río que revierte”.
martes, 5 de febrero de 2008
Comunión - Caridad
y extrañarme de mí por ser tú mismo.
Negarme yo por ti y anonadarme
y conquistar al fin tu perspectiva
para emerger después al tercer día
penetrado de ti, vivificado,
ganado a tus banderas, ya las mías,
borracho de tu sangre, entimismado.
Sembrado, pues, de ti granar cosecha
y ser pacido cuando y por quienquiera
y, esparcido en los vientos y en los ríos,
vivir fuera de mí con todo el mundo.
sábado, 15 de diciembre de 2007
De los dioses desconfía
De los dioses desconfía,
Pedro. Los dioses confunden
con señales que difunden
para perder a quien fía
en la bondad que los guía.
Esconden en sus enigmas
los más oscuros estigmas,
que a los mortales escapan
y, por lo mucho que tapan,
nunca serán paradigmas.