Hoy no quiero buscar la consonante;
hoy en verdad no quiero buscar nada,
librar el discurrir del pensamiento
y que brote a su aire la palabra
sin artificio ni arte ni medida,
sin elegirla y casi sin buscarla,
como fuente imprevista en el camino,
como un milagro del rumor del agua
que fluye sin cesar sobre la piedra
y poco a poco su dureza ablanda.
Hoy quiero que me encuentre la hermosura
de la lengua en sintagmas desplegada,
que se agrupa en sentencias elocuentes,
y en la retórica mágica se alza
- tropos de toda índole y belleza -:
sinestesia e hipérbole y metáfora,
metonimia, sinécdoque o hipálage,
que ornan sin tregua el manantial del habla.
Quiero el verbo florido del rapsoda,
el sentimiento que al actor desmanda,
el tono exacto que al vibrar persuade
si trenza el orador su perorata,
quiero la voz de trueno del profeta,
del trovador, la lira apasionada,
y, de la sutileza del poeta,
de amor, el filtro, de la flor, el alma.
No quiero, no, buscar la consonante;
hoy en verdad no quiero buscar nada.
Mostrando entradas con la etiqueta oratoria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta oratoria. Mostrar todas las entradas
sábado, 29 de enero de 2011
viernes, 30 de octubre de 2009
Verborrea
Tengo algo que decir, y lo que diga
será brillante, agudo y acerado;
tan concluyente, cierto y atinado
que no habrá nadie que lo contradiga.
Un verbo fuerte que al sonar fustiga
el del controversor más obstinado;
un discurso potente y bien hilado
que burla al necio y al sutil castiga;
un perorar de enjundia y mucha miga
que persuade con sólo su enunciado,
que con dulzura los conceptos liga,
un entonar ardiente y elevado,
un arrullo hecho voz, que al alma amiga …
Mas ¿qué iba yo a decir? Se me ha olvidado.
Etiquetas:
arte mayor,
endecasílabo,
humor,
oratoria,
palabra,
Poesía,
soneto
Suscribirse a:
Entradas (Atom)