sábado, 29 de enero de 2011

No quiero hoy buscar la consonante

Hoy no quiero buscar la consonante;
hoy en verdad no quiero buscar nada,

librar el discurrir del pensamiento
y que brote a su aire la palabra
sin artificio ni arte ni medida,
sin elegirla y casi sin buscarla,
como fuente imprevista en el camino,
como un milagro del rumor del agua
que fluye sin cesar sobre la piedra
y poco a poco su dureza ablanda.

Hoy quiero que me encuentre la hermosura
de la lengua en sintagmas desplegada,
que se agrupa en sentencias elocuentes,
y en la retórica mágica se alza
- tropos de toda índole y belleza -:
sinestesia e hipérbole y metáfora,
metonimia, sinécdoque o hipálage,
que ornan sin tregua el manantial del habla.

Quiero el verbo florido del rapsoda,
el sentimiento que al actor desmanda,
el tono exacto que al vibrar persuade
si trenza el orador su perorata,
quiero la voz de trueno del profeta,
del trovador, la lira apasionada,
y, de la sutileza del poeta,
de amor, el filtro, de la flor, el alma.

No quiero, no, buscar la consonante;

hoy en verdad no quiero buscar nada.

viernes, 21 de enero de 2011

Entre la tierra y la mar

Entre la tierra y la mar

tengo el amar repartido.

[Amor que de puerto zarpa

pronto dará en el Olvido].


Tengo el amar repartido

entre la tierra y la mar.

[Amar es cosa de un día;

lo eterno es el marear].


Repartido con la mar,

el Amor lo tengo en tierra.

[por lejos que el mar me lleve

en volver mi Amor se emperra].


[Vuélveme, Amor, los vientos de aventura

que uncían las sirenas a mi quilla,

vuélveme la ilusión y la locura

antes que me desguace en esta orilla].

viernes, 14 de enero de 2011

Obsolescencia programada

Espinelas encadenadas[i]



[i] Llamo así a una sucesión de espinelas en las que cada primer verso hereda la rima del último verso de la espinela anterior.

Si denominamos secuencia de rima a cada conjunto de versos de una composición que tienen la misma rima, y ocurrencia de rima a cada verso perteneciente a una misma secuencia de rima encontramos que la secuencia de rima consonante más simple es la formada por 2 ocurrencias tan solo, como es el caso del pareado o el terceto o cuarteto o serventesio simple. El siguiente paso en dificultad corresponde a 3 ocurrencias de rima, como sucede en los tercetos encadenados, los quintetos o quintillas, o en las octavas reales. Tienen 4 ocurrencias de rima los cuartetos de un soneto o sonetillo. Mayor dificultad aún se da en los quintetos o quintillas encadenados, que necesitan secuencias de rima de 5 ocurrencias. Pues bien, en las espinelas encadenadas que presento aquí, la dificultad es incluso mayor puesto que se hacen precisas hasta 6 ocurrencias en algunas secuencias de rima, como es el caso de las secuencias enlazadas a caballo de dos espinelas contiguas (secuencias c y f en el esquema que sigue):

abbaaccddc ceeccffggf fhhffiijji …



Hay un chip en mi impresora

que la finge averiada,

y el cierre con la colada

me falló en la lavadora.

También se agotó, traidora,

del iPod la batería,

que a tan sabia mercancía

la fabrican a conciencia:

programan su obsolescencia[i]

al fin de la garantía.


Bien mirado, es tontería

querer los chismes eternos,

y que duren cien inviernos

sin una sola avería.

Qué aburrimiento sería

verlos durar y durar,

trabajar y trabajar

y hacer mil veces lo mismo

- ¡oh Dios, qué fiel mecanismo! –

sin poderlos reemplazar.


Pero la vida es variar:

la vida es evolución,

mutación tras mutación,

desde el pulpo o calamar

o el bobo pez de la mar

hasta el ser inteligente

[ese que engaña a la gente

con embelecos trucados,

con los días limitados

al disfrute más urgente].


¡Oh, qué modesto y prudente!

¡Cuán contenido en sus obras!:

Darnos “tente mientras cobras”

aquel que pudo igualmente

dar perfección permanente.

Y así, con su previsión

de fallo o de imperfección

hacen que gire la rueda

de novedad y moneda

a cada generación.


Así estimula su acción

la sociedad de consumo,

que nos vende solo humo,

nos engancha en la adicción

de vana satisfacción,

que solo nos dura un día

y luego nos contraría

con el percance frustrante

de perder en un instante

lo que largo prometía.


¡Necio! ¿Quién te mandaría

fiar de los mercaderes,

para los cuales no eres

más que trucha de agua fría?

Esa trucha que seguía

la estela de su señuelo

hasta tragarse el anzuelo,

pues otra cosa no halla

- la electrónica quincalla -

quien comulga ese camelo.


Y aunque quejarme no suelo,

hoy me encuentran pesaroso

de tanto haber hecho el oso

o que me tomen el pelo,

y así al fabricante apelo:

- Si la intención que explicita

es llevárseme la guita,

llévesela y no haga el listo,

que su truco está más visto

que el timo de la estampita.



[i] TVE, en uno de sus últimos espacios de Informe Semanal, divulgó un amplio análisis acerca de la OBSOLESCENCIA PROGRAMADA. El diario Público también incluyó un resumen del mismo tema. Según allí se explicaba, esta fraudulenta práctica, que se practicó por acuerdo de las cúpulas financieras e industriales del mundo occidental, no así en los países de “socialismo real”, se empezó a poner en práctica a principios del siglo XX en relación con la bombilla eléctrica. La bombilla de incandescencia, invento del norteamericano Edison, fue mejorando su efectividad y rendimiento como fruto de la investigación constante para mejorarla de manera que en la fecha antes citada la vida media de una bombilla llegó a situarse en las 2500 horas de uso. En ese momento los grandes industriales y financieros consideraron que tal duración “era un error”, por cuanto retrasaba la renovación de bombillas y lastraba innecesariamente las ventas. En consecuencia dieron orden a sus técnicos y científicos para que investigaran la manera de reducir la vida media de las bombillas, para lo cual establecieron un tope fijo de 1000 horas de uso. Y los científicos tuvieron que ponerse a la tarea de empeorar el producto hasta reducir su vida media en un 60% de lo conseguido, hasta dejarla en un 40%. Es decir, repito este increíble e injustificable proceder, la Ciencia occidental por orden del Capital ¡tuvo que estrujarse la mollera para empeorar en un 60% la calidad previamente conseguida!

Y este programa sigue hoy como un invariante de nuestra civilización, o incluso se ha agravado, y ha llegado a niveles de cinismo en esta civilización de comprar, usar (poco) y tirar que la mayoría de las impresoras de ordenador destinadas al gran público incorporan un chip especial cuya única misión es ir contando las hojas impresas y al cabo de un tope secreto fijado unilateralmente por el fabricante declararse artificialmente averiada y fuera de uso. Cualquiera que, como yo, haya tenido una CANON PIXMA IP1500 habrá podido comprobarlo. Los reportajes tanto de RTVE como de PÚBLICO incluían foto a todo color de la placa de una impresora en que se destacaba el CHIP DE OBSOLESCENCIA. ¡¡¡Divino!!! Nos engañan como a chivos. ¡Cada vez que pienso en esos ingenieros y científicos obligados a ganarse el pan no mejorando sino empeorando los productos! …

viernes, 7 de enero de 2011

Análisis métrico del soneto “Caupolicán”, de Rubén Darío

Es algo formidable que vio la vieja raza:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

“¡El Toqui[1], el Toqui!” clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: “Basta”,
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán[2].
Rubén Darío, Nicaragua, 1867-1916

Analizo aquí uno de mis sonetos preferidos de entre la ingente obra de este coloso de la poesía hispanoamericana. Cautiva e impresiona este poema por su fuerza expresiva, por su ritmo inigualable y por sus breves pero intensas pinceladas indigenistas. Se reivindica a un héroe de la resistencia araucana contra la conquista española, tributo del gran Darío a la América primordial y profunda, al Arauco indómito, de parte de una pluma proteica y sutil que se demostró capaz de abordar tanto la sutileza de un ambiente cortesano y delicado, por ejemplo en Era un aire suave …, como los vibrantes sonidos épicos en su Marcha triunfal. Aquí, también entregado a la epopeya, resalta la poderosa figura de un mítico guerrero indígena y la adorna con referencias clásicas, pero sin olvidar los matices del habla americana que se entrevén , entre otras cosas, en esas sinéresis de vocales largas: campn (fonéticamente campn) o ln (ln), tan propias de allende los mares como desusadas en esta península
Desde el punto de vista métrico formal destacan en el soneto el empleo del verso alejandrino, rescatado y vuelto a la moda por la acción innovadora del Modernismo, movimiento en que Darío está inmerso y del que es uno de sus principales impulsores, y el uso, en el contexto del soneto y del arte mayor, de algunas terminaciones agudas de versos y hemistiquios – en concreto, tienen terminación aguda seis versos. Como ya anoté en relación con otro de Rafael Alberti, se ve que la poesía de arte mayor medida y rimada de comienzos del siglo XX se había liberado por fin de la vieja – e infundada, según mi opinión – prohibición de Fernando de Herrera y sus secuaces.
Revisión de los tipos de heptasílabo
Habida cuenta de que el alejandrino es un verso compuesto por dos hemistiquios heptasilábicos separados por una cesura central parece pertinente recordar los tipos de heptasílabos, ya que el análisis de los alejandrinos de este soneto se hará por medio del de sus hemistiquios. Veamos entonces.
El heptasílabo es el verso de siete sílabas, también llamado, como el hexasílabo, verso de redondilla menor, o anacreóntico o de endecha.
La única condición en cuanto a la disposición de los acentos es que la sexta sílaba métrica ha de estar acentuada, mientras que las contiguas, 5ª y 7ª, deben ser átonas. La posible existencia de otros acentos sobre alguna o algunas de las primeras cuatro sílabas determinan los diferentes ritmos del heptasílabo y, a su vez, los diferentes tipos de esta modalidad de versos. Son estos (entre corchetes la anacrusis):
1) Trocaico (o yámbico), con anacrusis en la 1ª sílaba y acentos en 2ª, 4ª y 6ª (alguno de los dos primeros puede faltar):
Y todo bulle y vive [o] óo óo óo - trocaico completo
El sabio con corona [o] óo oo óo - trocaico incompleto 2-6
Como león semeja [o] oo óo óo - trocaico incompleto 4-6
2) Dactílico (o anapéstico), con las dos primeras sílabas en anacrusis y acentos en 3ª y 6ª::
Cien insectos alados [oo] óoo óo
3) Mixto de tipo A (periodo rítmico = dáctilo + troqueo), con acentos en 1ª, 4ª y 6ª sílabas:
Dórida ingrata mía, óoo óo óo
4) Mixto de tipo B (periodo rítmico = troqueo + dáctilo), con acentos en 1ª, 3ª y 6ª sílabas:
Islas blancas y verdes óo óoo óo
Si los versos no fueran llanos los esquemas métricos anteriores se mantienen si bien, si fueran agudos, la última sílaba gramatical sería la 6ª métrica, y, si fueran esdrújulos, la antepenúltima sílaba gramatical sería asimismo la 6ª métrica.
Análisis métrico. - Vayamos pues al análisis verso a verso. Al principio de cada uno indicaré su número de orden en el soneto. Las sílabas tónicas irán en negritas, y aquellas en que recaigan los acentos de intensidad, además, en rojo. Las sinalefas irán entre paréntesis (), las cesuras se denotarán con doble barra //.
1 Es-al-go-for-mi-da-ble // que-vio-la-vie-ja-ra-za: -> trocaico incompleto 2-6 (ti26) // trocaico completo (tc). Efecto antirrítmico, apenas perceptible, del acento de la 1ª sobre el principal de la 2ª sílaba
2 ro-bus-to-tron-co-(de ár)-bol // al-hom-bro-(de un)-cam-peón -> tc // trocaico completo agudo (tc agudo). A destacar, el encabalgamiento entre éste y el siguiente verso.
3 sal-va-je-(y a)-gue-rri-do, // cu-ya-for-ni-da-ma-za -> ti26 // trocaico incompleto 4-6 (ti46)
4 blan-die-(ra el)-bra-zo-(de Hér)-cules, // (o el)-bra-zo-de-San-són. -> tc esdrújulo// ti26 agudo
5 Por-cas-co-sus-ca-be-llos, // su-pe-cho-por-co-ra-za, -> ti26 // ti26
6 pu-die-ra-tal-gue-rre-ro, // (de A)-rau-(co en)-la-re-gión -> ti26 // ti26 agudo
7 lan-ce-ro-de-los-bos-ques, // Nem-rod-que-to-do-ca-za, -> ti26 // tc
8 des-ja-rre-tar-un-to-ro, // (o es)-tran-gu-lar-un-león. -> ti46 // ti46 agudo. A señalar un acento antirrítmico en cada hemistiquio, sobre el artículo indeterminado un, sin grave perjuicio para la estructura rítmica; la sinéresis latinoamericana de e o, en que la e se hace más breve y se asemeja a i (lión), y el carácter agudo del verso, ya comentado.
9 An-du-(vo, an)-du-(vo, an)-du-vo. // Le-vio-la-luz-del--a, -> tc // tc
10 le-vio-la-tar-de--lida, // le-vio-la-no-che-frí-a, -> tc esdrújulo // tc
11 y-siem-(pre el)-tron-co-(de ár)-bol // a-cues-tas-del-ti-tán. -> tc // ti26 agudo
12 “¡El-To-(qui, el)-To-qui!”-cla-ma // la-con-mo-vi-da-cas-ta. -> tc // ti46
13 An-du-(vo, an)-du-(vo, an)-du-vo. // (La Au)-ro-ra-di-jo:-“Bas-ta”, -> tc // tc
14 (e ir)-guió-se-(la al)-ta-fren-te // del-gran-Cau-po-li-cán. -> tc // ti26 agudo
Resumen.- ¡Fantástico, todo un alarde! Estructura monorrítmica trocaica de principio a final, a lo largo de los 28 hemistiquios. Esta estructura consiste en disponer los acentos siempre en las sílabas pares (2, 4, 6) del hemistiquio heptasilábico, de los que, esporádicamente falta alguno de los primeros, sobre todo el de la 4ª, pero sin que ceda para nada la arquitectura del ritmo.
Adviértase que lo más frecuente en un soneto sea en alejandrinos, sea en endecasílabos es que la estructura sea polirrítmica, alternando según arte los diversos esquemas rítmicos posibles – compárese por ejemplo con la estructura rítmica de la Oda a un capitán de navío también analizada por mí y también en alejandrinos -, pero cuando, como en este caso se busca y se consigue mantener el esquema rítmico a lo largo de todo el poema, el efecto es de una sonoridad deslumbrante.
La estadística de tipos es como sigue:
Trocaico completo ………………………………….. 14
Trocaico incompleto 2-6 …………………………… 10
Trocaico incompleto 4-6 …………………………… 4
Dactílico ……………………………………………… 0
Mixto de tipo A ……………………………………… 0
Mixto de tipo B ……………………………………… 0
Se registran seis hemistiquios agudos, todos a fin de verso, y dos primeros hemistiquios con final esdrújulo.
Rima.- Se emplean dos rimas en los cuartetos y tres en los tercetos. Son rimas consonantes perfectas bien contrastadas en uno y otro caso, y con cuidado de evitar asonancias entre ellas. Se utiliza rima aguda en cuatro versos de los cuartetos y en dos en los tercetos.
La rima de los cuartetos es cruzada, menos habitual que la abrazada; la de los tercetos tampoco está entre las más habituales, pero cumple bien con las tres condiciones básicas: 1) No dejar versos sueltos; 2) Establecer como mínimo un enlace de rima entre ambos tercetos; 3) Que no hayan tres o más versos consecutivos con la misma rima. El esquema de la rima del soneto es:
ABAB ABAB CCD EED
A = - aza; B = - ón; C = - ía; D = - án; E = -asta.



[1] Toqui: entre los araucanos, jefe de Estado en tiempo de guerra y director supremo de las operaciones militares. (Nota de la edición de Salvat de Grandes Poetas de Hispanoamérica).
[2] Caupolicán: famoso caudillo araucano que se destacó valientemente en la resistencia de los primitivos habitantes de Chile ante la conquista española. (Nota de la edición de Salvat de Grandes Poetas de Hispanoamérica).