viernes, 25 de marzo de 2011

Manriqueña de adonde los ojos míos

¿Adonde los ojos míos

cada vez que no te ven

pueden mirar?[1]

Y ¿cómo, en sus desvaríos,

la falta del mayor bien

no lamentar?[2]

Y pues que, enfermos de ausencia,

lejos de ti se conduelen

abrumados,

déjate ver, que en presencia

de Amor serán, como suelen,

confortados.



[1] La primera sílaba de este verso se transfiere al final del anterior de acuerdo con la licencia poética llamada “compensación”.

[2] Igual que en el caso anterior.

viernes, 18 de marzo de 2011

El azul invariable


Una vez más, a mi nuera

Tatiana Bagachiova Valerievna


Los años otra vez, como una rueda

sobre la rúa atroz del almanaque;

los años otra vez, cuando la vida

se embalsa en plenitud en un remanso

en que las parcas tejen las urdimbres

que amarran el futuro a su destino;

los años otra vez, … pero los ojos

lucen igual y tan hermosamente …

como un azul que atravesara el tiempo,

insensible al crecer de la entropía,

ajenos a la humana decadencia

y a las flechas de Cronos …


Un azul invariable que yo veo,

pura esencia del alma,

con el asombro nuevo de estos míos

y el casto amor devoto del anciano.

viernes, 11 de marzo de 2011

La rutina como alienación

La súbita desgracia

viene precedida

de una cadena

casi impalpable

de presagios,

que nadie ve

mas que cuando ya es demasiado tarde.


Porque la vida común

no es más que una sucesión

de equilibrios inestables

separados por dolorosas crisis.


La locura consiste

en considerar normal cada equilibrio

e ignorar u olvidar o hacer de menos a las crisis.

En olvidar los fracasos y los muertos

y quedarse en cada remanso,

como si fuera a ser eterno

... y eternamente favorable.

Y, luego, en lamentarse si no lo es.


Dará igual. El rodillo

del tiempo allanará las risas

y los llantos y enterrará los muertos.

Y los sobrevivientes volverán

a soñar con una dicha estable:

una locura, en efecto…

… que permite seguir

como si el día a día

tuviera algún sentido …

UNA LOCURA.

viernes, 4 de marzo de 2011

Ante el Supremo mientras cae la nieve

Madrid, jueves, 3 de marzo de 2011

Ayer mientras pedíamos,
una vez más, Justicia
caían cuatro copos
- espundias, que diría
mi buen amigo César.
Los policías con pasamontañas
calado nos llevaban
- mano suave esta vez - de calle en calle
igual que a los ganados
los arrea el zagal de pago en pago.
Arreciaba la nieve
y el Alto Tribunal se acorazaba
detrás de sus maderos - hoy azules-.
No desmayaba el personal - treinta o cuarenta -:
"Contra la impunidad" - contra el Olvido -
"tenemos la Memoria"
- y la Tenacidad y la Paciencia;
rebosa la Razón de nuestra parte -
"sólo nos falta, oiga,
escuche Sr. Juez, sólo nos falta
al cabo la JUSTICIA;
tan sólo la JUSTICIA
¿es demasiado tras de tantos años?
ESCUCHE, SR. JUEZ ¿ES DEMASIADO?
ESCUCHE, SR. JUEZ."