No creo
exista Dios, pero es posible
que el
Diablo en su pecado sí que exista:
tengo el
triunfo del Mal ante la vista,
omnipotente,
universal, terrible,
ominoso,
protervo e invencible
frente a
cualquier mortal que lo resista,
frente a
cualquier virtud que se revista
de
pretensión de un Bien casi intangible.
He visto
la Inocencia maculada,
a la
Honradez doblando la rodilla
y al
justo Ardor o yerto o fenecido.
Tuya es
la Flor, al fango destinada;
tuyo el
Honor, sumido en la mancilla.
¡Hosanna
a Ti, Satán, porque has vencido!