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jueves, 16 de abril de 2020

Mira dios lo que has creado


Mira dios lo que has creado

Mira, dios, lo que has creado:
un Universo obsolescente en que nada es perfecto,
pero sí lo bastante duradero para hacer inevitable la desesperación,
un Bien que dice serlo y es nodriza del Mal,
una Decencia que esconde su corrupto intestino
en un chal de Hipocresía y falsa moral,
un Amor con pretensión de eternidad
que, apenas perjurado, ya traiciona al ser Amado.
Mira, oh dios falsario, tu deleznable Obra.

Madrid, jueves, 16 de abril de 2020

viernes, 3 de enero de 2020

Una flor del mal


A Charles Baudelaire


Como un sorbo de absenta, venenoso y malvado,
el amor que me embriaga y me pudre y me enferma
me abrasa las entrañas y deja mi alma yerma
cual si un soplo de averno las hubiera rozado.

A tu belleza oscura me doy desesperado
mientras tú, fríamente, aguardas a que duerma
para absorber mis sueños con mi sangre y mi esperma
y ofrendarlos al ara que ensalza tu pecado.

Eres la sierpe impura de apetecible seda
que se enrosca en mi cuerpo y constriñe mi aliento
hasta el postrer suspiro de un agónico orgasmo.

Y, del placer maldito, por rédito me queda
la amargura profunda que emponzoña mi acento
y el dolor, enquistado en un convulso espasmo.

Madrid, viernes, 3 de enero de 2020.

jueves, 18 de julio de 2013

El triunfo del Mal

No creo exista Dios, pero es posible
que el Diablo en su pecado sí que exista:
tengo el triunfo del Mal ante la vista,
omnipotente, universal, terrible,

ominoso, protervo e invencible
frente a cualquier mortal que lo resista,
frente a cualquier virtud que se revista
de pretensión de un Bien casi intangible.

He visto la Inocencia maculada,
a la Honradez doblando la rodilla
y al justo Ardor o yerto o fenecido.

Tuya es la Flor, al fango destinada;
tuyo el Honor, sumido en la mancilla.
¡Hosanna a Ti, Satán, porque has vencido!

domingo, 21 de abril de 2013

El dios de tanta crueldad no es digno de mi fe


He visto el desolado
espanto de la presa
que agoniza en las fauces
feroces de la fiera

y he sabido que rige
la Vida una tragedia,
una atroz ordalía,
una norma cruenta:

comer o ser comido,
ser tigre o ser oveja,
ser víctima o verdugo,
o pedernal o yesca.

Y al decirme que un Dios
bondadoso pudiera
ser autor del veneno
mortal de este dilema

rechacé el sinsentido,
oximorón, esquema
de bondad y maldad
unidas – contrapuestas

en un único dios
que amor-dolor uniera
en sádica amalgama.
Y esta fue mi respuesta:

Pues que al Mundo revistes
¡oh dios! de tanto horror,
quiero hacerte el favor
de creer que no existes.

He sabido del hambre
junto al lujo y la hartura,
la esclavitud que el lucro
esconde en su estructura

y he sabido que rige
al Hombre una amargura,
un tremendo destino,
una vil dictadura:

ser esclavo o ser amo,
vergajo o matadura,
sudor que alza las mieses
o avaro que urde usura.

Y al decirme que un Dios
bondadoso procura
al pobre angustia estrecha
y al rico desmesura

rechacé el sinsentido,
oximorón, locura
de bondad y maldad
en una sola hechura

del pretendido dios
que la Biblia asegura
que este Mundo creara.
Y mi voz sonó dura:

Pues que al Mundo revistes
¡oh dios! de tanto horror,
quiero hacerte el favor
de creer que no existes.


Que dedico a mi amigo Pedro, con el que comparto la idea de que si Dios existiera, cosa que no creemos, sería un dios perverso, un monstruo cruel. Si tal ente no existe el Mal desaparece con el sentido moral y se convierte en mero mecanismo de selección.

sábado, 26 de enero de 2013

El Mal Hacer


Brama la extraña trompa conmovida,
rasga el cendal la garra transgresora,
se apodera del cuerpo en su desmayo
y lo huella en feroces convulsiones.

Un atisbo de lúcida ironía
pone el Mal en la órbita de un Sueño,
y allá se va, perverso y desgarrado,
torticero y cruel, el Pensamiento.

Y tras del Mal Querer, de la agonía
del maquinar, roer, atar los cabos
de la Traición, del doble y sucio engaño,

tras de los cebos del  falaz gambito,
emboscado en el filo de una esquina,
el Mal Hacer, preñado, rompe aguas.