Mostrando entradas con la etiqueta Alhambra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alhambra. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de octubre de 2007

Nave de siglos


Mirador de San Nicolás.
Madrugada de Otoño de 2.003


Besa la luz las cumbres del Veleta,
faro en la tempestad de piedra alzada;
ruge el coro telúrico del monte
como una mar de rocas encrespada.

Acá tú, Alhambra, roja al sol primero,
buque de almagre de la madrugada,
zarpas entre naranjos y suspiros
de los dormidos muelles de Granada.

Sonámbula mi alma te transita,
marinera de niebla en la alborada,
por tripular tu inmóvil singladura
de nave entre jazmines encallada.

La has seducido, diosa, con tu proa
de sirena entre mirtos desmayada.
¡Déjala, pues, ganar tu noble altura,
en tu surcar los siglos enrolada!

domingo, 14 de octubre de 2007

La ciudad encantada




Granada desde el Albaicín al amanecer.
A Juan.

En el aire limpio
una paloma vuela
con el solo propósito
de definir la aurora
para mí …

¡Qué privilegio!

En la cercana sierra
la nieve albea
con el solo propósito
de definir lo blanco … y lo frío
para mí …

¡Qué privilegio!

Entre clamor de pájaros
repica un campanil
con el solo propósito
de inaugurar el día
para mí …

¡Qué privilegio!

Delante de mis ojos
la Alhambra se despliega
como un tapiz.
El asombro de siglos,
ahora, para mí …

¡Qué privilegio!
OOOOOOOOOOOOH

martes, 9 de octubre de 2007

Albaicín




Para Juan y Mariadela

Quiero perderme en Granada
y que el Albaicín me encuentre.

Quiero doblar una esquina
y salirme de la gente
y entrarme en la fantasía
de las noches y las fuentes,
las torres, las azoteas,
los mirtos y los cipreses.
Quiero que en el aire claro
una paloma se eleve
y otra, doliente de amores,
por los aleros zuree.
Quiero beber con los ojos
el frío albor de la nieve
y ver bermejas las torres
al primer sol que amanece ...

Quiero perderme en Granada
y que el Albaicín me encuentre ...
... y en esa visión quedarme
todo el tiempo que me quede.

miércoles, 20 de junio de 2007

Guarda, poeta ...


Guarda, poeta,
el primer llanto de un niño,
el primer rayo de sol sobre los muros de la Alhambra,
la primera flor sobre el almendro,
el primer gemido de amor de la doncella
y la última mirada del viejo para el nieto.
Guardalo bien en tu zurrón escaso
para cuando renazca la esperanza ...

viernes, 27 de abril de 2007

La función de la flor


Referencia de imagen: Perdida url.

La flor cumple su función
y un bello poema escribe
que es una sabia lección:
en su humilde condición,
devuelve más que recibe.

Por la flor la planta exhala
su canto más refinado
y exhibe toda su gala;
y, al publicarla, regala
su erotismo desbocado.

Hasta Jesús destacaba,
del campo, al lirio, en su historia;
y, en su humildad, lo alababa,
que, en su decir, superaba
a Salomón en su gloria.[i]

La flor, enigma inquietante
de un anclado vegetal
que grita ¡ayuda! al viandante,
con su fulgor deslumbrante,
para su ciclo vital.

Necesita transladar
fértil polen y semilla
entre uno y otro lugar;
y sólo lo ha de lograr
si ante un tercero se humilla.

Seducir a un semoviente
necesita en absoluto
y, para ese fin urgente,
se hace la flor sugerente
y suculento su fruto.

Reclamo son fruta y flor:

ofrecen felicidad
al moviente portador.
Así son, a este tenor,
vegetal publicidad.

Mas son honrados sus tratos,
nunca engañan al cliente:
pulpas y néctares gratos,
aún sin cumplir los contratos,
dan al presunto sirviente.

Así, incluso a pie de Ciencia,
da la flor más que recibe.
Más aún si, en la consciencia
de inmaterial experiencia,
la aprecia el que la percibe.

Su dádiva inmaterial
jamás será valorada:
¡lo que va de un erial
a la gloria vegetal
de la Alhambra de Granada!

[i] "Mirad a los lirios del campo como crecen ... Pues yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos", Mateo 6, 28-29.