El día en que supe que era Dios
y que tenía
en mis manos el Rayo de la Muerte
contra esa Humanidad
que me salió defectuosa,
volví el Arma Divina
contra Mí.
Y no hubo Dios. El Mundo
volvió a ser tan ateo
como siempre fue.
Como siempre … fue.
Como siempre.
Siempre.
2 comentarios:
Dios siempre furibumdo, porque es hobra del hombre, don Paco.
Efectivamente, don Childe. El pobre Dios tiene tan poca autonomía que, incapaz de crearse a si mismo, ha tenido que dejar esa fabulosa tarea en mano de su criatura predilecta: el propio Hombre. Creo haber hablado alguna vez de ese ser divino como de "una marioneta sublime hecha a imagen y semejanza del hombre"; así salió tan monstruoso.
Un abrazo, Childe.
Publicar un comentario