viernes, 22 de mayo de 2020

Análisis métrico del soneto “Al túmulo de Felipe II”, de Miguel de Cervantes

Análisis métrico del soneto “Al túmulo de Felipe II”, de Miguel de Cervantes

Motivo.-

Se pretende estudiar desde el punto de vista métrico un conocido soneto salido de una pluma magistral. Un soneto de los siglos de oro por excelencia, los siglos XVI y XVII, el gran periodo del soneto. Tiene además la característica singular de ir seguido de un estrambote, el que suele citarse siempre como ejemplo de este tipo de coda. Un estrambote rebosante de ironía y gracia, como es característica acreditada en tan destacado autor.

El autor.-

Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares,1547- Madrid,1616) es, como novelista, quizá el mayor de toda la literatura universal en todos los tiempos. A su fama y prestigio literarios solamente las igualan los de otro gigante literario: el enorme dramaturgo y poeta inglés William Shakespeare, coetáneo suyo y, al parecer, fallecido el mismo día que nuestro autor, el 23 de abril de 1616.
En sus 68 de existencia Cervantes tuvo una vida aventurera y azarosa. Huye de España a Italia, se enrola como soldado y es herido en la batalla de Lepanto, es capturado más tarde por los turcos y sufre cautiverio en Argel, vuelto a España es recaudador de tributos, sufre cárcel, vive en Sevilla, Valladolid y Madrid donde muere en la fecha anotada.
En cuanto a su tarea literaria, la mayor obra de Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, es, después de La Biblia, el libro más editado y traducido de la historia, y el más leído. Además, siempre en el campo de la novela, son suyas La Galatea, Las novelas ejemplares y Los trabajos de Persiles y Sigismunda. En el teatro, que era el género que en realidad más apreciaba, tuvo también una intensa producción, de la que se conservan unas diecisiete comedias y varios entremeses. Sin embargo, aún viéndolas normalmente representadas, no fue este género el que le dio fama, siendo superado en esto, en técnica e inspiración, por varios autores, en especial por el prolífico Lope de Vega.
Algo semejante sucedió con su obra poética. Cervantes fue un poeta destacado y abundante: toda su obra dramática, como era obligado en aquella época, era teatro en verso; participó con Lope, Quevedo y Góngora en la composición del Romancero nuevo, hecha a imitación de los romances antiguos y son suyos entre otros el poemario Viaje al Parnaso, en que da repaso al panorama poético de sus tiempos y los poemas Exequias de la reina Isabel de Valois, A Pedro Padilla, A la muerte de Fernando de Herrera o A la austriaca de Juan Rufo, pero, sobre todo destaca en la poesía irónica o satírica, de la cual son de lo más conocido de su obra los sonetos Un valentón de espátula y gregüesco y muy especialmente Al túmulo de Felipe II, que va a ser objeto de mi análisis.
Por lo demás, Cervantes no fue un poeta de verso fácil, como sí que lo fue Lope de Vega; le costaba mucho esfuerzo componer, como él mismo confesó en su citado Viaje al Parnaso:

Yo que siempre trabajo y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo.

Sin embargo aunque su poesía puede que no sea genial, es muy buena, ya sea fruto de su facilidad natural o de un trabajo intenso no menos meritorio. No todas las virtudes poéticas han de nacer de la disposición natural del poeta.

Aportaciones e innovaciones métricas de Cervantes.-

Como buen conocedor de las normas métricas, Cervantes introdujo algunas innovaciones como el ovillejo – incrustado entre la prosa de la segunda parte de su novela máxima- y asentó el uso del estrambote en los sonetos, como podremos ver más adelante.

El ovillejo.-

El ovillejo es una décima de estructura complicada, casi de alarde. Comienza con tres pareados de octosílabo y pie quebrado –generalmente trisílabo – y remata con una redondilla octosilábica de rima abrazada, que enlaza con la rima del último pareado y cuyo último verso se forma por combinación en su orden de los tres pies quebrados. La rima es estrictamente consonante. Un auténtico sudoku métrico.
Un mayor detalle de la estructura del ovillejo, así como consejos para facilitar su composición pueden encontrarse en una entrada de este mismo blog, de enlace:



Se tiene por cierto que esta estrofa fue usada por primera vez por Cervantes en la primera parte de El Quijote, capítulo XXVII. Allí figura el siguiente, que consigno a manera de ejemplo:

¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
Y ¿quién aumenta mis duelos?
Los celos.
Y ¿quién prueba mi paciencia?
Ausencia.
De este modo en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.


El estrambote en los sonetos.-

El estrambote es un conjunto de versos,  generalmente en pequeño número, que se añade al final de una composición poética, en especial al final de un soneto. Su intención suele ser complementar, glosar o comentar lo dicho en el poema principal, muy a menudo en tono irónico o bien a modo de moraleja.
El número de versos añadidos suele ser, como se ha dicho, corto, generalmente; según el modelo cervantino tres, aunque a veces se han añadido muchos más – en el conocido poema de Antonio Machado Al olmo viejo


los catorce primeros versos son, por métrica y rima, un soneto, pero lejos de detenerse ahí Machado añade ¡dieciséis versos más! Y así convierte el poema en una silva. Esto es excepcional, lo más común es que el añadido, el estrambote, no pase de tres versos. El introducido y consagrado por Cervantes en el soneto que sigue está formado por tres versos, un heptasílabo que enlaza rima con el último verso del soneto, seguido a su vez de un pareado en endecasílabos.
Conviene advertir que los puristas del soneto, que los hay, y de juicio muy severo, no admiten añadido alguno y consideran mala práctica el uso de estrambotes: piensan que esa acreditada estructura poética, el soneto, si está bien compuesto, es una unidad en sí misma que debe bastarse para expresar completamente la idea que pretende comunicar; incluso señalan como función para los cuartetos la de exponer o plantear el asunto y para los tercetos la de deducir las conclusiones, y consideran que cualquier añadido que pretenda explicar o comentar lo dicho en el soneto revela el fracaso en la intención básica de aquel de comunicar una idea. Por estas y otras razones semejantes los estrambotes son poco apreciados, son “estrambóticos”, o sea, irregulares, raros o ridículos, según define ese término un prestigioso diccionario.
En mi caso, muy alejado de purismos intransigentes, considero el estrambote una forma más de adornar el soneto, sea como comentario irónico o gracioso, como moraleja o como reflexión sobre lo dicho por aquel. En todo caso, sí que aconsejaría, como lo hacen los puristas, que el soneto complete una idea en sus catorce versos, antes del posible añadido, y, si este se produjera, desarrollara su comentario en relación con lo dicho en el soneto, pero aparte, desde fuera del mismo, sin que altere la independencia y unidad de aquel. Debería procederse de manera que, de suprimirse el añadido, el soneto subsistiera sin ello como composición completa y autónoma.
El estrambote del soneto de Cervantes que vamos a analizar es el formado por los versos 15, 16 y 17. Es el más conocido y famoso de la literatura en castellano y creo que consigue los efectos arriba señalados.

Algunas aclaraciones sobre el léxico.-

El léxico cervantino sea en prosa sea en verso es el correspondiente a un habla culta, pero no por ello menos apegada al decir popular, que tan bien conocía y tan propiamente colocaba en boca de sus personajes. Por esa razón incluye palabras hoy en desuso que es preciso acercar a los lectores de hoy. Mi fuente principal será el DRAE en la versión que explicito en el apartado de bibliografía consultada.

voto a Dios (verso 1): interjección o exclamación de juramento por la que se afirma algo como cierto poniendo a Dios por testigo; es semejante a la expresión juro por Dios, con la diferencia de que esta última expresa un juramento explícito, con el riesgo de incurrir en la blasfemia de “invocar el nombre de Dios en vano” si se aplicara a algo banal, indigno del testimonio de Dios. Por esta razón podría considerarse voto a Dios como un eufemismo del juramento, semejante al de la exclamación también usual de voto a Bríos.
doblón (verso 2): moneda antigua de oro, de diferente valor según épocas.
describilla (verso 2):  producto de un cambio fonológico peculiar en aquellos siglos por la que los infinitivos seguidos por el sufijo pronominal lo o la cambian la r por l; describilla = describirla, deseallo = desearlo, tenello = tenerlo.
mancilla (verso 6): 4ª acepción, lástima.
valentón (verso 12): arrogante o que se jacta de guapo o valiente; bravucón.
voacé (verso 13): tratamiento de respeto derivado de vuestra merced –vuesamerced – voacé; derivación paralela a la de vuestra merced – usarced – usted.
seor (verso 13): señor, síncopa de senior, raíz común de ambas palabras.
chapeo (verso 16): sombrero, del francés chapeau (pronunciado, chapó).

Tema del poema: el túmulo de Felipe II.-

El túmulo del rey Felipe II fue un espectacular monumento de tres cuerpos y materiales nobles erigido en Sevilla, en el siglo XVII para homenaje póstumo del monarca de una España en su momento de máximo esplendor. El monumento, a pesar de su coste, dimensiones y obra realizada fue de corta duración.
Cervantes con su habitual retranca e ironía, en vez de lanzarse a un panegírico ampuloso, adulador y vacuo, retrata la impresión de aquella desmesura a través de dos figuras populares: un soldado curtido aunque deslumbrado en su ingenuidad, ante tal grandeza y un bravucón desmedidamente ufano de su ciudad, y no menos ingenuo que el primero. De esta manera el poeta, sin que se le pueda acusar de frialdad ante la desmesura oficial del monumento, realiza una sutil crítica indirecta de su demasía protegido por el paraguas del humor. Así lo percibo yo al menos.

Soneto a analizar.-

Al túmulo de Felipe II

1 Voto a Dios que me espanta esta grandeza
2 y que diera un doblón por describilla;
3 porque ¿a quién no sorprende y maravilla
4 esta máquina insigne, esta riqueza?

5 Por Jesucristo vivo, cada pieza
6 vale más de un millón, y que es mancilla
7 que esto no dure un siglo, ¡oh gran Sevilla!,
8 Roma triunfante en ánimo y nobleza.

9 Apostaré que el ánima del muerto
10 por gozar este sitio hoy ha dejado
11 la gloria donde vive eternamente.

12 Esto oyó un valentón, y dijo: "Es cierto
13 cuanto dice voacé, seor soldado.
14 Y el que dijere lo contrario, miente."

15 Y luego, incontinente,
16 caló el chapeo, requirió la espada,
17 miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.

Análisis métrico. - Vayamos pues al análisis verso a verso. Al principio de cada uno indicaré su número de orden en el soneto. Las sílabas tónicas irán en negritas, y aquellas en que recaigan los acentos de intensidad, además, en rojo. Las sinalefas irán entre paréntesis ().

1 Vo-(to a)-Dios-que-(me es)-pan-(ta es)-ta-gran-de-za -> Endecasílabo “a maiori” de tipo A3 o melódico (con acentos principales en 3ª, 6ª y 10ª sílabas). Acento secundario en 1ª y 7ª.

2 y-que-die-(ra un)-do-blón-por-des-cri-bi-lla;  -> End. “a maiori” de tipo A3 o melódico (acs. prales. en 3ª, 6ª y 10ª sílabas). Acento secundario en 4ª.

3 por-(que ¿a)-quién-no-sor-pren-(de y)-ma-ra-vi-lla -> End. “a maori” de tipo A3, melódico (acs. prales. en 3ª, 6ª y 10ª sílabas).

4 es-ta--qui-(na in)-sig-(ne, es)-ta-ri-que-za? -> Melódico como los tres anteriores. Acentos en 3ª, 6ª y 10ª. Acento secundario en 1ª.

5 Por-Je-su-cris-to-vi-vo,-ca-da-pie-za -> End. “a minori” de tipo B2 o sáfico (acs. prales. en 4ª, 6ª y 10ª sílabas).

6 va-le-más-(de un)-mi-llón,-y-(que es)-man-ci-lla -> De nuevo, end. “a maiori” de tipo A3 o melódico (acs. prales. en 3ª, 6ª y 10ª sílabas). Acentos secundarios sin mayor importancia en 4ª y 8ª.

7 (que es)-to-no-du-(re un)-si-(glo, ¡oh)-gran-Se-vi-lla!, -> End. “a minori” de tipo B2 o sáfico puro (con acentos principales en 1ª, 4ª, 8ª y 10ª sílabas). Acento secundario en 6ª.

8 Ro-ma-triun-fan-(te en)-á-ni-(mo y)-no-ble-za. -> End. “a minori” de tipo B2 o sáfico (acs. prales. en 1ª, 4ª, 6ª y 10ª sílabas).

9 A-pos-ta--(que el)-á-ni-ma-del-muer-to -> End. “a minori” de tipo B2 o sáfico (con acentos principales en 4ª, 6ª y 10ª sílabas).

10 por-go-zar-es-te-si-(tio hoy)-ha-de-ja-do -> End. “a maori” de tipo A3 o melódico (acs. prales. En 3ª, 6ª y 10ª sílabas). Ac. secundario en 7ª.

11 la-glo-ria-don-de-vi-(ve e)-ter-na-men-te. -> End. “a maori” de tipo A2 o heroico (acs. prales. en 2ª, 6ª y 10ª).

12 Es-(to o)-(yó un)-va-len-tón,-y-di-(jo: "Es)-cier-to -> End. “a maori” de tipo A3 o melódico (con acentos principales en 3ª, 6ª y 10ª sílabas). Acs. secundarios en 1ª, 8ª y 9ª sílabas y tres sinalefas en un mismo verso, alguna, como la 9ª, entre texto y cita entrecomillada. Verso complicado que requiere de un recitado cuidadoso.

13 cuan-to-di-ce-voa-,-se-or-sol-da-do.-> End. “a maori” de tipo A3 o melódico (con acentos principales en 3ª, 6ª y 10ª sílabas). Ac. secundario en 8ª. Sinéresis de vocales largas en voa; no así en se-or, en que se practica la diéresis. Todo ello permite ajustar el acento principal en 6ª y la métrica de once, que de otra forma no se conseguiría

14 (Y el)-que-di-je-re-lo-con-tra-rio,-mien-te."  -> End. “a minori” de tipo B2 o sáfico (con acs. prales. en 4ª, 8ª y 10ª sílabas).

Estrambote

15 Y-lue-(go, in)-con-ti-nen-te, -> Heptasílabo trocaico incompleto 2-6.

16 ca-(el)-cha-pe-o,-re-qui-rió-(la es)-pa-da, -> End. “a minori” de tipo B2, sáfico. Acentos principales en 4ª, 8ª y 10ª; acento secundario en 2ª.

17 mi-(ró al)-sos-la-yo,-fue-se,-y-(no hu)-bo-na-da. -> End. “a minori” de tipo B2, trocaico: con acentuación en todas las sílabas pares. Ver en este mismo blog mi artículo “El endecasílabo trocaico”, en el enlace




Conclusiones.-

Métrica.-

En el soneto y su estrambote se registran 27 sinalefas – 22 de ellas en el cuerpo del soneto -, lo que da una media de 1,5 sinalefas por verso, variando según casos de 1 a 3; solo dos versos se resuelven sin ninguna sinalefa. Esta proporción es realmente elevada si se la compara por ejemplo con el soneto I del Marqués de Santillana, analizado en otra entrada de este mismo blog,


en que se dan solo siete en todo el poema. Como allí se comentaba eso se debía sin duda a un cierto cuidado para evitar estos encuentros de vocales, característico de un versar refinado dirigido a un entorno culto. Cervantes sin embargo hace hablar a personajes populares de los que no son de esperar grandes refinamientos, y el lenguaje usado, apegado al decir del vulgo, tiene la viveza y autenticidad de las multitudes, pero no está hecho para cuidar muy especialmente los encuentros de vocales.

En cuanto al tipo de versos, en el soneto dominan por completo en lo numérico los endecasílabos “a maiori” (4ª y 6ª tónicas) frente a los “a minori” (4ª tónica y 6ª átona); 9 del primer tipo frente a 5 del segundo. De los “a maiori” 8 son melódicos y solo uno heroico; entre los “a minori” hay tres sáficos a la francesa (4ª, 6ª 10ª), uno sáfico puro (1ª, 4ª, 8ª, 10ª) y otro sáfico (4ª, 8ª, 10ª)
El estrambote combina un heptasílabo trocaico incompleto (2ª-6ª) con dos sáficos.


Es interesante comparar estas proporciones de los tipos de endecasílabos entre el soneto I del marqués de Santillana, dentro de sus “sonetos fechos al itálico modo”, el soneto V de Garcilaso de la Vega, también analizado por mí en otro artículo y este soneto de Cervantes. Entre los dos median unos cien años, y otros cien años entre éste último y el que analizo de Cervantes. Y la comparativa es como sigue:

                                 Santillana   Garcilaso  Cervantes
“a minori”                       12                9                5
“a maiori”                         2                5                9
Sáf. Primarios (4-10)       4                1                0
Sáficos (4-8-10)               4                4                1
Sáficos puros (1,4,8,10)   0               0                1
Sáf. Franc. (4-6-10)         1                4                3
Dact. Ital. (4-7-10)            2                0                0
Gaita gall. (1-4-7-10)        1                0                0
Enfáticos (1-6-10)            0                 0               0
Heroicos  (2-6-10)            1                4                1
Melódicos (3-6-10)           1                1                8

Es decir, de Santillana a Garcilaso, se va equilibrando la proporción “a minori”/”a maiori”, disminuye mucho la presencia de sáficos primarios, desaparecen por completo los dactílicos, o sea, la acentuación en 7ª sílaba, y van aumentando los heroicos. Del de Garcilaso al de Cervantes se invierte la mencionada relación (de 9/5 a 5/9) pasando a dominar claramente los endecasílabos “a maiori”, endecasílabos prácticamente testimoniales en el soneto del marqués. Es decir, se pasa de una poesía volcada hacia lo lírico a otra altisonante, con toque heroico de arenga, muy adaptada al carácter de los personajes populares, un soldado y un bravucón, que el autor, un novelista, el mayor, presenta. En la misma dirección va, creo yo, la preferencia por los de tipo melódico, de ritmo marcado y sonoro, aptos para el himno y la soflama.

Rima.- La rima es consonante estricta y el esquema de rima es

ABBA ABBA CDE CDE eFF

en que A= -eza; B= -illa; C= -erto; D= -ado E=-ente; F=-ada

Es decir, rima abrazada para los cuartetos, igual en ambos, y correlativa de tres rimas en los tercetos. En cuanto al estrambote, el heptasílabo hereda la rima del último verso del soneto, mientras que los dos endecasílabos forman un pareado con nueva rima.

Y nada más que resaltar en este famoso soneto cervantino en que el estrambote se pone de largo para entrar por todo lo alto en la versificación en lengua castellana.

Madrid, viernes, 22 de mayo de 2020.
Francisco Redondo Benito de Valle


Bibliografía y enlaces consultados.-

Diccionario de métrica española – José Domínguez Caparrós, Alianza Editorial. Madrid, 2004.

Diccionario de la Real Academia de la lengua Española – DRAE vigésimo tercera edición actualizada a 2019.

Diccionario de uso del español –DUE María Moliner. Ed. Gredos, 3ª edición 2007.

Las mil mejores poesías de la lengua castellana –José Bergua. Ediciones Ibéricas, trigésima edición, 1991.

Manual de versificación española – Rudolph Baehr, Editorial Gredos 5ª reimpresión, 1997.

Métrica española – Antonio Quilis, 1ª edición corregida y aumentada, Noviembre 1984. 18ª reimpresión: Mayo de 2007.





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