1. Manual de versificación española - Rudolph Baehr. Editorial Gredos.
2. Métrica española - Antonio Quilis. Editorial Ariel.
3. Métrica española - José Dominguez Caparrós. Editorial Síntesis.
4. Diccionario de métrica española - José Domínguez Caparrós. Alianza Editorial.
La parábola de la bicicleta es enteramente mía.
- ¿Qué es un
endecasílabo?
De
la manera más simple definimos el endecasílabo
como un verso de once sílabas.
Y
si nos quedamos sólo con esta definición, sin más precisiones, más de uno
empezará a hacerse un lío al encontrar versos llamados así y que aparentemente
tienen 10, 12 o incluso más sílabas. Por ejemplo, los siguientes versos:
- Añoro la dulzura de tu
voz (aparentemente
de 10 sílabas)
- Jamás el peso de la nube
parda (aparentemente
de 11 sílabas)
- Vuelto desdén el ademán
colérico (aparentemente de 12 sílabas)
-
Cuando el Sol amanece por la ermita (aparentemente de 13
sílabas)
-
Cuando amanece en la elevada cumbre (aparentemente de 14 sílabas)
son
todos versos endecasílabos.
Es
preciso saber, por tanto, a qué nos referimos cuando hablamos de sílabas y
algunas otras cosas.
Para
ser más precisos recomiendo la definición que se da del endecasílabo en el
Diccionario de Métrica de Domínguez Caparrós:
Endecasílabo: “Verso simple
de de once sílabas métricas, con acento obligatorio en la décima sílaba”.
(Los subrayados son míos).
Además
añade: “El endecasílabo, cuya longitud coincide exactamente con la del grupo
fónico máximo castellano (Antonio Quilis), está considerado como uno de los
versos más nobles de la literatura castellana. Si está acentuado en todas las
sílabas pares, produce un efecto de mayor gravedad.” Se considera a estos
efectos como grupo fónico “la porción de discurso comprendido entre dos pausas
sucesivas de la articulación”.
De
la misma manera que al octosílabo le corresponde el grupo fónico medio del
idioma, al endecasílabo le corresponde el máximo. Por encima de esta longitud
son imprescindibles pausas o “cesuras”, es decir, se hace necesaria la división
del grupo fónico en otros más pequeños, como sucede con el de catorce sílabas o
alejandrino.
El
uso del endecasílabo, y el grupo fónico y rítmico que representa, no prejuzga
el tipo de estrofa o de esquema de rima a emplear. Con el endecasílabo pueden
formarse pareados, tercetos, cuartetos, serventesios, romances, etc. Y en su
agrupación puede haber rima de cualquier tipo o no haberla. El estudio de su
esquema rítmico puede ser útil incluso para entender o disponer el verso libre,
que en modo alguno debe confundirse con verso sin ritmo ni estructura formal.
El desconocimiento de esto es la culpa de tanto verso libre malo como se ve. Al
verso libre se debe llegar como superación del medido no por ignorancia del
mismo.
- Algunas
consideraciones previas sobre la composición poética. Intuición y
normativa. La parábola de la bicicleta.
Antes
de adentrarnos en el examen minucioso de las reglas métricas y rítmicas de la
composición poética parece pertinente hacer unas consideraciones, que asumo
personalmente, sobre el ejercicio de esa actividad. Pienso que el poeta o el
que pretenda serlo debe conocer a fondo esas reglas y sin embargo estoy
firmemente persuadido de que el poeta nato, en el momento de componer, no las
tiene en primer plano, de una manera consciente sino asumidas e interiorizadas,
y lo que en verdad lo guía al componer es algo que podríamos llamar intuición,
y que para mí no es otra cosa que el profundo conocimiento de los ritmos
naturales del lenguaje, de la musicalidad de la palabra hablada (mucho más que
de la escrita). Y ¿cómo lograr enriquecer ese bagaje intuitivo? Leyendo,
memorizando o aún mejor recitando muchísima buena poesía.
Y,
una vez conseguido ese amueblamiento poético interior, el resto es trabajo rudo
pero de resultados siempre presentables. Yo no sé como lo harán otros poetas
pero en mi caso puedo asegurar que no voy midiendo sílabas: pongo el piloto
automático del endecasílabo, por ejemplo, y según los voy pensando me los voy
recitando. Si me equivoco el recitado chirría, y en ese momento quizá es cuando
echo mano de la métrica, como un ciclista de la caja de herramientas para
resolver un pinchazo. Eso puede suceder en uno de cada diez o veinte versos. En
el resto no hace falta. Hay que conseguir que una métrica determinada actúe por
si sola, hay que conseguir afinar el oído para la musicalidad del lenguaje y
aprender a versificar como un niño aprende a hablar.
La
métrica debe conocerse, pero si alguien me pidiera un consejo de cómo hacer
para escribir sonetos no tendría duda en la respuesta: ¡HÁRTATE A LEER O MEJOR
RECITAR SONETOS!
Y
ahora contaré mi parábola de la
bicicleta. Quienes han estudiado física saben que la cinemática del
funcionamiento de la bicicleta, de por qué la bicicleta se mantiene en
equilibrio mejor cuando está en movimiento y peor cuando está parada, es un
tema muy complejo que implica temas mecánicos tan sofisticados como el momento
de inercia de un elemento en giro y otras zarandajas. Pues bien, no descubro
nada nuevo si digo que si un ciclista necesitara pensar en esas sublimes
razones en el momento de montar en la bici y dar pedales seguro que terminaría
cayéndose. Para circular le basta con tener la intuición de cómo reacciona la
máquina ante sus acciones adquirida sobre la base de montar en bici a menudo.
Pues al poeta le sucede también eso: si piensa demasiado en métrica es posible
que se le vaya la inspiración, divino tesoro, como la juventud.
Entonces
la pregunta que se me puede hacer es obvia: Entonces ¿para qué estudiar
métrica? – Que la estudien los críticos. La respuesta es obvia: siempre
conviene conocer las bases del trabajo en que uno se ocupa, sobre todo para
perfeccionar el arte, … y para discutir en los foros con conocimiento de causa.
¿Seguimos?
– Pues a ello.
[CONTINUARÁ]
3 comentarios:
Muchas gracias, Francisco, por tu poesía, por el generoso regalo de compartirla y de hacernos llegar tus valiosos conocimientos.
Un cordial saludo
Gracias a ti, Alma en Verso, por tu atención, tu visita y tu amable comentario.
“Al verso libre se debe llegar como superación del medido no por ignorancia del mismo”
Profundas y ciertas palabras. Gracias por este objetivo análisis don Francisco.
Saludos desde Managua, capital de Nicaragua.
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