Yo soy yo mismo, el resto es paisanaje,
Dios rompió el molde tras mi paridera,
lo humilde ni me roza ni me altera
y el espejo me muestra su homenaje.
Mirarme cara a cara es un ultraje
pues que no me tuteo con cualquiera.
Mi yo es más ancho que cualquier frontera,
y es lo justo rendirme vasallaje.
Gloriosa fue mi madre al darme vida
por cima de los míseros mortales.
Para ello fue sin mancha concebida.
Y aquí estoy, sin recato y sin iguales,
sin nadie que me tosa ni me impida
lucir mis galas más que excepcionales.
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