viernes, 26 de agosto de 2011

Lujuria

¿Cómo llamar a tal ardor pecado?
¿Cómo tildar de torpe a esta dulzura?
Sólo la hipocresía dice impura
de la fruta que busca de tapado.

Es el deseo, suave o desbocado,
el talismán que alumbra la locura
de unión total con otra criatura:
es comunión, es gloria y es sagrado.

Quien nada da de sí, quien no se entrega,
quien compra el sexo como mercancía
el más preciado don convierte en heces.

Mas no quien pone todo en la refriega
y abnegado de sí todo lo fía
en Afrodita y en Amor por jueces.

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