Dicen que cabe la mar
entera en la caracola.
Allí se puede escuchar
el repetido bramar
con que rueda cada ola.
Dicen que cabe un pinar
entero en unas simientes:
pino silvestre o albar,
rodeno o pino del mar,
en mil piñones recientes.
Dicen que cabe la vida
en el soplo de un suspiro:
la tierna infancia dormida,
la juventud florecida,
la vejez en su retiro.
Dicen que cabe el amor
en el delirio de un beso,
en el olor de una flor,
en la espina de un dolor
o en celos, bajo su peso.
Vidas, mares o pinares
caben en un solo sueño.
El Amor y sus pesares,
sus delirios, sus achares
no caben, no. ¡Es tan pequeño!
viernes, 24 de diciembre de 2010
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