viernes, 5 de febrero de 2010

Ártemis

Referencia de imagen: http://culturaclasica.files.wordpress.com/2007/06/rightside.jpg

Tensa el Arco Divino, Bella Arquera,

dirige al Firmamento tu amenaza:

será el Manto Estelar coto de caza

y el Zodiaco, la fauna cazadera.


Si a un Carro de Oro tu capricho unciera

cuatro ciervas de esbelta y fina traza,

venatorios corceles que almohaza

la ninfa amisia, pacen trébol de Hera,[1]


y abrevan en los áureos bebederos,

déjame ser sin más, Sacra Amazona,

solo el menor de tus palafreneros,


o la presa que acecha tu persona,

palpitante inquietud por los senderos

que tu flecha mortífera ambiciona.



[1] 8º verso: la-nin-(fa a)-mi-sia,-pa-cen-tré-bol-(de He)-ra, -> la sinalefa -(de He)- es posible aún siendo en sílaba penúltima por ser e la vocal anterior en el grupo vocálico, según Rudolph Baehr, Manual de versificación española, página 50, punto 2) y también por afectar a vocales idénticas, mismo manual, página siguiente, punto 3) b).

2 comentarios:

ANTONIO JIMÉNEZ LUNA dijo...

Un soneto magistral.

Francisco Redondo dijo...

Hombre, Antonio, de sobra es conocido cuánto relativizo yo ese epíteto. Me basta y me sobra con que te haya gustado.

Un saludo,