¿Cómo sería un “perqué”
en este siglo azaroso?
No encuentro dificultoso
hallar materia por qué
sobran las contradicciones:
¿Por qué este país es Reino?
Me sobran explicaciones
y me faltan las razones:
Pues si un tirano dispuso
como remate a su abuso,
en su ley de Sucesión,
que aquí reinara el Borbón
que él mismo crió a sus pechos
¿se han de aceptar como hechos
los designios del malvado
cuando “atado, y bien atado”
legó el futuro de España
a gentes de su calaña,
empezando por el Rey,
hombre fuera de la Ley
que nos rige a los demás?
¿Por qué se acepta sin más
ese injusto privilegio?
¿Por qué extraño sortilegio
un hombre desde la cuna,
sin razón válida alguna
se eleva sobre el común?
Si no distinguir ningún
hombre de otro es Democracia
lo contrario, Aristocracia,
es consagrar diferencias
y dar reinos como herencias
cual si de cosas privadas,
a su dueño reservadas,
se tratara, y no de públicas.
Así, sólo a las Repúblicas
la Democracia se adhiere;
que República confiere
legitimidad completa
pues que promueve y respeta
la más estricta Equidad
dentro de la Libertad
y del proceder Fraterno,
y cela el justo gobierno
en beneficio de todos.
¿Por qué siendo de estos modos,
tan sobrada de argumento,
dicen no ser el momento
de airear esta bandera?
Pueblo español, la Tercera,
no del proceder servil
del politicastro vil
ha de venir de la mano.
El sentir republicano
ha de traerla algún día,
superando la apatía
de estómago agradecido
del mediador corrompido
con el clamor general,
con el estruendo genial
de la nueva juventud.
Ojalá con prontitud
veamos la nueva aurora.
¿Cuándo llegará la hora
de ver su rayo fecundo?
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Y, aunque en las dudas abundo,
aun guardo muchas preguntas
de otras cuestiones que, juntas,
se refieren a costumbres:
¿Por qué si a las muchedumbres
contra el rico prevenía
Jesús, resulta que hoy día
su Iglesia al rico se atiene?
¿Por qué al pobre le conviene
la distante compasión,
la limosna y la oración,
y no la recta Justicia?
¿Por qué si el pobre acaricia
esa Sed con que se crece
la iglesia oficial le ofrece
otra vida en otro mundo?
Resignar al vagabundo
a que acepte su pobreza
¿no es por ventura vileza
que lo entrega a quien lo explota?
Si la dignidad embota,
si aliena la condición
del Hombre, la Religión,
¿no será estupefaciente?
¿Por qué tan confusa mente
con facilidad se olvida
en las campañas pro-Vida
de sus Cruzadas de Muerte?
¿O, del hereje, la suerte,
entre el tormento y la hoguera,
la dialéctica señera
de la Santa Inquisición?
¿O la negra Tradición
de baños en sangre y saña
por la cual la cruz de España
es la Cruz de Cuelgamuros?
¿Por qué, ignorantes y duros
en los “pecados” del sexo,
el clero célibe obseso
sin autocrítica acusa?
¿Por qué Nannysex abusa
de un menor, y es monstruo horrendo,
cuando lo hace un reverendo
se le tapa y se le esconde?
Un obispo no sé donde
dice que “van provocando”
esos niños, no sé cuando,
que pueblan las sacristías.
¿Por qué las comisarías
nos hablan de pederastas,
y de curas “entusiastas”
la Iglesia, que suelta tela?
¿Fue tan solo bagatela
el vicio del Legionario
allá por su Seminario?
¿Maciel, quizá, se llamaba?
¿Benedicto vigilaba
como debía ese vicio
que tan tremendo estropicio
causa a la Iglesia en su erario?
Mas, aún siendo el dinerario
un escarmiento oneroso
¿qué no será el horroroso
tormento del inocente?
Y es este espanto inclemente
el que sublevó al profeta
y proclamó su receta
a quien pervirtiera infante:
“piedra al cuello y, al instante,
a lo hondo del abismo”,
“Amén” digo yo a lo mismo,
con rabia y sin compasión.
Y sin más contradicción,
no encontré dificultoso
en este siglo azaroso
localizar los “por qué”
con que montar un “perqué”
que resultara sabroso.