¡Dejadme navegar calladamente
por ese espejo muerto en las salinas:
de añil la mar, de blanca sal la vela,
de luz incandescente el sol que anima
como una aparición el horizonte!
¡Traspasadme de luz, aves marinas:
gaviota, cormorán, alcaravanes,
sisones y petreles, golondrinas,
ostreros y gaviones, martines pescadores,
alcatraces y albatros, audaces transmarinas! ...
¡Rasgad mi corazón en mil retales,
destrozad sus entrañas alcalinas,
llevadlo a ras de mar, goteando sales,
y esparcidlo al azar por las colinas! ...
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