viernes, 28 de septiembre de 2007

Tras de poetas suburbanos

Al hilo de “nocturnidad y alevosía” de Manuel Picón y que dedico a mi maestra Olga Manzano.


Acobijado quedo
tras la esteva
de ese arado profundo
que remueve
las raíces del alma;

alucinado marcho
tras la estela
de esa senda de luz
entre tinieblas
apenas profanada,

de ese arpón de dolor
hincado en los adentros,
carcomiendo, royendo,
y evacuando
torrentes de palabras.

Acobijado, alucinado,
lúcido por ellas,
engastado en el puño del poeta
que cruje entre la ira
y el silencio
como a diario el pan
de asco y estrépito
que me da la ciudad,
y marginal me arrastro.

Que todo siga así;
y que a la tarde,
al caer de la noche
(o de la vida),
de mí y de mis poetas
solo reste
una lágrima venida
poco a poco
al fulgor diminuto
de una (mínima) estrella.

No hay comentarios: