A Chema y Pili, epitalamio
a destiempo.
¿Para cuando el amor? Dejadlo todo:
abandonad las arcas y los panes,
el aullido del mono prepotente,
el docto farfullar de las tribunas,
el colmillo asesino de la especie
y volved al amor. ¡Dejadlo todo!
Es la siesta. Las vírgenes, inquietas,
dan su cuerpo a los sueños vesperales,
y a sus pechos floridos, recentales,
acuden amorcillos como abejas.
Trae la tarde los aires bacanales.
El aliento de Pan tras la espesura
excita los anhelos vaginales
de las vírgenes, locas de hermosura.
Así que ¡andad! Para mañana es tarde.
Desamarrad los canes del deseo
y, azuzados en pos del himeneo,
¡ensangrentad las sábanas nupciales!
Nunca os falte el amor y Amor os guarde.
Sólo el Amor, sublime entendimiento,
podrá romper el trágico aislamiento
de vuestra soledad impenetrable.
No dejéis el amaros para luego
ni penséis que de amaros se hizo tarde.
Nunca la vida dura, el tiempo apague
del talismán de Amor el vivo fuego.
La vida es dura, sí, pero es mas cierto
que, aunque la vida su turbión descargue
no ha de faltar jergón donde acostarse
a celebrar la fiesta de los cuerpos.
lunes, 20 de agosto de 2007
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