Unidos ya los cauces de las sangres,
cuando la Creación se os entre por las venas,
cuando voces antiguas os digan el secreto,
cuando sintáis la savia de los bosques,
los gritos de la hierba
y el palpitar del corazón de un pájaro,
cuando viváis, hermanos ...
en vuestra intimidad llena de soles,
de ruiseñores y de abejas de oro
dadme solo un rincón desenfilado ...
Para entrar con las brisas y los montes,
el aura y el rocío,
la noche y los planetas.
Para entrar con mi música cascada
y ordenar las esferas
de vuestro mundo nuevo.
Por que tengáis un corazón despierto
rogándole a los dioses.
Por llenar vuestro arcón de poesía ...
Por que viváis, hermanos ...
Pero encajo mejor en esta orilla ...
Si mis notas se escapan con vosotros,
no las oigáis siquiera.
Pero si un día abrís una ventana,
al respirar la calma de la tarde
pensad que en algún sitio,
ahogando en el silencio la ternura,
mi corazón os mentirá distancias:
¡Por que viváis en paz, hermanos míos!
Madrid, 1 de Enero de 1.964
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