En estos trágicos momentos, consternado por el injustísimo genocidio que se está cometiendo sobre el pueblo palestino, rescato un fragmento de “Adelfos”, de Manuel Machado, que recuerda y se identifica con el pasado árabe de Al Andalus, y lo hago mío de corazón. Soy castellano, nacido en Burgos, la tierra del Cid, pero me reconozco deudor de aquella herencia. Cuando en Castilla, en Burgos, campeaban la barbarie y la incultura cristianos, en Córdoba, en Sevilla, en Al Andalus de los abderramanes, lucían en todo su esplendor la Cultura y la Sabiduría. Cultura y Sabiduría heredada de la helenística y cultivada y divulgada por los propios árabes. Durante el califato destacaron fundamentalmente en las áreas de astronomía y medicina, así como en la farmacopea, la alquimia, la agricultura, la botánica, las matemáticas (el álgebra y los sistemas de numeración “arábigos”, la ingeniería hidráulica, etc. Hubo abundancia de libros en papel, el grado de alfabetización era muy alto para la época, se crearon y mantuvieron importantes bibliotecas: en Córdoba destacó la de Al-Hakam II (una de las 70 de la ciudad) con más de 400.000 volúmenes. Destacaron en Astronomía figuras como Ibrahim ibn Sahli, del que se conserva un astrolabio, Azarquiel de Toledo o ibn Jalaf, estudioso de la astronomía helenística, o ibn Aflah; en Medicina el filósofo y médico Averroes, Abulcasis, precursor de la cirugía, Al-Tasrif, Avenzoar, todo un torrente de sabiduría médica de que bebieron médicos de toda Europa; en Botánica ibn Al-Baitar, considerado el mejor botánico desde Dioscórides; en Matemáticas Maslama, del siglo VIII, de Madrid, ibn Al-Samh, Ibn Muad de Jaén, que comentó la obra de Euclides, etc.; Ingeniería, Historia de la Ciencia, y hasta un precursor de la aeronáutica, Abbas ibn Firmás.
Así fue. Mientras los cristianos iniciaban su andadura fanática destruyendo la legendaria Biblioteca de Alejandría – por las hordas de Cirilo (San Cirilo)- porque almacenaba conocimiento pagano o borraban con trapos empapados de vinagre los viejos pergaminos (el pergamino era caro) la sabiduría helenística acumulada durante siglos para escribir sobre ellos sus textos “sagrados” y continuaban con su barbarie durante la larga noche Media, los árabes españoles creaban bibliotecas y las llenaban de volúmenes con la sabiduría propia o rescatada de los griegos y otros, y retornada trabajosamente por medio de la Escuela de Traductores de Toledo en tiempos del rey Sabio, único rayo de luz entre tanta barbarie santa. Por esa razón hoy traigo aquí los versos que siguen, de Manuel Machado, que parecen oportunos por las razones ya apuntadas
ADELFOS
Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron
-soy de la raza mora, vieja amiga del Sol-,
que todo lo ganaron y todo lo perdieron.
Tengo el alma de nardo del árabe español.
Mi voluntad se ha muerto una noche de luna
en que era muy hermoso no pensar ni querer …
Mi ilusión es tenderme, sin ilusión ninguna …
De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.
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Adelfos (fragmento)
Manuel Machado
Bibliografía.-
https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia_en_al-%C3%81ndalus
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