jueves, 24 de septiembre de 2020

Otoño en una pequeña aldea hace muchos años

 Hay un rumor de puertas que se cierran,

de vida que se enquista,

de voces que se aquietan,

de hogares que se vuelven

de espaldas a las puertas.


Se ha hecho el bosque en la tarde

clamor mudo de ramas,

como estatuas de madres

sin hijos y sin lágrimas.

A su dolor patético

los pájaros se callan

y el Sol, cobarde, huye,

bajo, por las montañas.


Anochecer de Otoño,

cuando anochece el alma.

Las mesnadas del cierzo

preparan algaradas.

En el hogar gotea

el rezo; la balada

de difuntos extiende

vago temor oscuro por las almas

abiertas de los niños,

entre el toque de ánimas.


Madrid, Noviembre de 1.960.

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