El Ébola que se estaba
por países de misión,
entre santos misioneros
que salvaban un montón
(de almas, porque a las personas
no las salvaba ni Dios),
viendo que solo infectaba
la Tercera División,
pero sin llegar a Europa,
zona de gran diversión,
maquinó infectar a un cura
abnegado y español,
de un país pío y patriota
que adora el vino y el sol.
por países de misión,
entre santos misioneros
que salvaban un montón
(de almas, porque a las personas
no las salvaba ni Dios),
viendo que solo infectaba
la Tercera División,
pero sin llegar a Europa,
zona de gran diversión,
maquinó infectar a un cura
abnegado y español,
de un país pío y patriota
que adora el vino y el sol.
Enfermó el cura y lo supo
la de la Gran Sanación,
Ana Te Pillo y Te Mato,
ministra de la Nación.
Y fue saberlo y llenarse
su alma de compasión:
-"Tráiganme presto al buen cura,
que a ese me lo sano yo;
tráiganlo mis curanderos
y la Heróica Aviación,
aplíquenle Protocolos,
envuélvanlo en algodón.
Que vaya al Carlos Tercero,
que anda en desmantelación.
Y háganle un recibimiento
como de Ciencia-Ficción".
El cura llegó y muriose;
el Ébola se quedó
en España y en Europa,
como siempre pretendió.
Si le preguntan a Mato
cómo el Ébola llegó
les mentará el Protocolo
por toda contestación.
Mas ya, del docto
hasta el lego,
de La Paz hasta Alcorcón,
desde Santurce a Bilbao
de La Paz hasta Alcorcón,
desde Santurce a Bilbao
retumba la conclusión:
Al Ébola, la Ana Mato
nos lo ha traído en avión.
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