Quintillas encadenadas circulares
que dedico a mi hija Mónica
Psicólogos funcionarios
y clérigos misereres
serán jueces arbitrarios
de partos involuntarios
de atribuladas mujeres.
Y, si quieres o no quieres,
gobernarán sus entrañas
e impondrán santos deberes
de nauseas y alfileres
gentes severas y extrañas
Son gentes que urden patrañas
contra la Razón o Ciencia
en tupidas telarañas
que con resabiadas mañas
enredan a la conciencia.
Son las que hartan mi paciencia
en vacuo canto a la vida
y muestran indiferencia
ante la grave indigencia
por la avaricia inducida.
De libido reprimida
y en el sexo cicateras,
con la pasión inhibida,
desprecian a la atrevida
como a las mismas rameras.
Son las mismas que en hogueras
de la Santa Inquisición
quemaban brujas o heteras
y hoy defienden como fieras
las larvas en concepción.
¡Fuera la conspiración
de sotanas y rosarios!
¡No ha de ser la Religión
de Rouco y de Gallardón
quien controle los ovarios!
Madrid, miércoles,
15 de enero de 2014