viernes, 27 de mayo de 2011

Cuando por Lima me andaba

A mi querida consuegra Irma, allá en su Lima luminosa


Cuando por Lima me andaba,

me cautivaron tres rosas;

con el resplandor que daban

al rosal me lo ocultaban

y no vi la mejor cosa.


Que despistado y perdido

hay quien se anda por las ramas,

y olvida dicho sabido:

“que si allí está lo florido,

en el tronco está la savia”.


Y ¡qué tronco y qué rosal!

¡qué serena estampa criolla!,

¡qué reposada beldad!

¡y qué fulgor sin igual

que de sus ojos desborda!

2 comentarios:

RosaMaría dijo...

Hermoso homenaje y mejor poesía! Besos

Francisco Redondo dijo...

Gracias, Rosa María.