A mi quijotesco amigo Jesús Herrera[1] esta modesta aportación a sus molinos
Quiméricos veleros que navegan la estepa
y, sin dejar su sitio, dominan los caminos;
gigantes del secano que asemejan molinos,
como Briareo o Giges, nacidos de la cepa
de Nuestra Tierra Madre, sin que Urano lo sepa,
y mueven sus cien brazos en bruscos torbellinos
y provocan borrascas, turbiones, remolinos,
que ya encaman las mieses o arrebatan la cepa.
Corazones medrosos que no ven la amenaza
tienden a ver en ellos fabriles artefactos
de la industria del hombre para los cereales;
mas los héroes preclaros, campeones de raza,
advierten los peligros en términos exactos
y arrostran con denuedo lides descomunales.
[1] Jesús Herrera, de Bargas-La Sagra o http://usuarios.multimania.es/autenticapoesia/index.html, amigo generoso y de gran corazón, mecenas de la poesía, al que le debo más de lo él reconocería haberme dado, y mucho más de lo que creo haberle dado a él.