Ascuas de luz parecen las ciudades,
que albergan su emoción puertas adentro;
y el hogar al que llego, llamo y entro,
todo un oasis de felicidades.
Puesta en común de las intimidades:
dejar que el corazón busque su centro,
marchar, de lo que fuimos, al encuentro,
esa es la magia de las Navidades.
Dentro reinan la paz y la alegría,
y, fuera, el desamparo, la tristeza,
la soledad, el hambre: la pobreza.
Van dos mil años, y otro nuevo día
de Navidad nos halla satisfechos,
ante el Portal, sin los deberes hechos.
2 comentarios:
Qué profundos versos y un final perfecto! Que pases un buen 2009
Feliz solsticio, Rosa María.
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