Cuando todo se cierra
quedan aún preciosos agujeros de ratones
por donde huir.
Con tal que no te infles como un pavo
por el orgullo herido
ni te quedes clavado en una silla
llorando la desgracia.
Humildad y viveza.
Sobrevivir
como los roedores.
Zafarse por la cuarta dimensión:
lo subterráneo.
Usar de la semilla prodigiosa
que vence al tiempo
y abate los tiranos:
la prole,
la prole inmensa como las arenas y las aguas del mar,
la bullidora
marea incontenible
que voltea la Historia a cada paso.
jueves, 28 de febrero de 2008
martes, 26 de febrero de 2008
Los otros
Canalla ... dicen que es
...............quien traiciona a sus amigos,
normal, ... aquel que suspira
...............si maltratan a sus íntimos
y bueno, ... el que se desvive
...............por los que son como él mismo.
¡Nadie tiene obligaciones
con los que le son distintos!
...............quien traiciona a sus amigos,
normal, ... aquel que suspira
...............si maltratan a sus íntimos
y bueno, ... el que se desvive
...............por los que son como él mismo.
¡Nadie tiene obligaciones
con los que le son distintos!
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domingo, 24 de febrero de 2008
Delincuentes
A José Luis Nuñez
Putas, chulos, rufianes
y chorizos: delincuentes.
Fruto, reverso y contraste
del HONRADO orden vigente.
Para que el burgués exhiba
sus virtudes y honradez
es necesario que existan
"lumpen", hampa, vicio y hez.
Porque así se disimula,
con tan negra coartada,
la injusticia que estimula
su avaricia desmadrada.
Pero en este triste asunto
no juzgues sin reflexión.
Escucha atento el discurso
de este verso facilón:
Llaman puta a la que vende
su amor por necesidad;
a la que lo hace por vicio
la ponen un pedestal.
Del delito sólo vemos
el menudo y declarado
mientras al grande tenemos
enriquecido y honrado.
Afana en grande y sin duelo
si quieres vivir honrado;
si robas poco y con miedo
serás siempre un desgraciado.
El caco y el vagabundo
son carne de horca y juzgado;
las injusticias del mundo
las fabrica el hombre HONRADO.
Vemos las cifras del paro
escritas en un papel.
"¡Política!" - contestamos,
y nos limpiamos con él.
Vemos luego los atracos,
"tirones" y la COPEL.
"¡Mano dura!" - reclamamos.
"¡La cárcel no es un hotel!"
MORALEJA:
Las injusticias armamos
del duro mundo burgués
y por igual deseamos
comer migas y sorber.
Y ADVERTENCIA:
Mas tenedlo bien presente,
burgueses de los cojones,
o hay justicia con la gente
o habrá violencia y ladrones.
Putas, chulos, rufianes
y chorizos: delincuentes.
Fruto, reverso y contraste
del HONRADO orden vigente.
Para que el burgués exhiba
sus virtudes y honradez
es necesario que existan
"lumpen", hampa, vicio y hez.
Porque así se disimula,
con tan negra coartada,
la injusticia que estimula
su avaricia desmadrada.
Pero en este triste asunto
no juzgues sin reflexión.
Escucha atento el discurso
de este verso facilón:
Llaman puta a la que vende
su amor por necesidad;
a la que lo hace por vicio
la ponen un pedestal.
Del delito sólo vemos
el menudo y declarado
mientras al grande tenemos
enriquecido y honrado.
Afana en grande y sin duelo
si quieres vivir honrado;
si robas poco y con miedo
serás siempre un desgraciado.
El caco y el vagabundo
son carne de horca y juzgado;
las injusticias del mundo
las fabrica el hombre HONRADO.
Vemos las cifras del paro
escritas en un papel.
"¡Política!" - contestamos,
y nos limpiamos con él.
Vemos luego los atracos,
"tirones" y la COPEL.
"¡Mano dura!" - reclamamos.
"¡La cárcel no es un hotel!"
MORALEJA:
Las injusticias armamos
del duro mundo burgués
y por igual deseamos
comer migas y sorber.
Y ADVERTENCIA:
Mas tenedlo bien presente,
burgueses de los cojones,
o hay justicia con la gente
o habrá violencia y ladrones.
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miércoles, 20 de febrero de 2008
Federico en Víznar
No eras para morir por los barrancos,
entre pulpos con púas de las pitas;
no eras para un horror de madrugada,
de aquella españa de rosario y misa,
toros al sol y sangre de la tarde,
y noches de prostíbulo y querida.
No eras para los rostros de cuchillo,
impasibles, brutales, en jauría,
sin la urgencia del hambre de los lobos,
sin el oficio que al verdugo anima:
sólo el sórdido afán del matarife
de ahogar en sangre el grito de la vida.
No eras para esa muerte, no, escamoteada,
sin pasión ni testigos, clandestina …
Solo tú con tu angustia en la agria espera
sin cirineo, sin la femenina
mano de la Verónica y su paño,
sin el consuelo de las tres marías …
No eras para la burda borrachera
en la niebla sin fin que se avecina;
para el andar a tumbos, desalmado
por el hondo pavor que paraliza.
Ni para el restallar del latigazo
que florece del arma hasta la herida.
Pero fuiste convulsos estertores,
grito animal, vida retrocedida,
espejo roto en cinco mil pedazos
tras el trance crucial de la agonía.
Y luego hedor y pasto de gusanos
por el terrible secarral de Víznar.
entre pulpos con púas de las pitas;
no eras para un horror de madrugada,
de aquella españa de rosario y misa,
toros al sol y sangre de la tarde,
y noches de prostíbulo y querida.
No eras para los rostros de cuchillo,
impasibles, brutales, en jauría,
sin la urgencia del hambre de los lobos,
sin el oficio que al verdugo anima:
sólo el sórdido afán del matarife
de ahogar en sangre el grito de la vida.
No eras para esa muerte, no, escamoteada,
sin pasión ni testigos, clandestina …
Solo tú con tu angustia en la agria espera
sin cirineo, sin la femenina
mano de la Verónica y su paño,
sin el consuelo de las tres marías …
No eras para la burda borrachera
en la niebla sin fin que se avecina;
para el andar a tumbos, desalmado
por el hondo pavor que paraliza.
Ni para el restallar del latigazo
que florece del arma hasta la herida.
Pero fuiste convulsos estertores,
grito animal, vida retrocedida,
espejo roto en cinco mil pedazos
tras el trance crucial de la agonía.
Y luego hedor y pasto de gusanos
por el terrible secarral de Víznar.
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martes, 19 de febrero de 2008
El ángel de mi muerte
Ni en la noche terrible ni en la niebla
ni en el abismo ni el infierno mora.
Mora en mi yo profundo, agazapado,
enredado en la entraña de mi vida.
Uno conmigo es,
mi muerte cuida;
siendo su ser mi muerte
en mi ser vive;
y cuanto más yo vivo
más se crece
y labra arruga a arruga
en mi persona
mi postrimera cara de difunto.
ni en el abismo ni el infierno mora.
Mora en mi yo profundo, agazapado,
enredado en la entraña de mi vida.
Uno conmigo es,
mi muerte cuida;
siendo su ser mi muerte
en mi ser vive;
y cuanto más yo vivo
más se crece
y labra arruga a arruga
en mi persona
mi postrimera cara de difunto.
domingo, 17 de febrero de 2008
Sed de Justicia
Claman por Dios que, absorto en sus Alturas,
solo en su Trinidad, mira su Ombligo.
Claman las miserables criaturas,
dejadas de Su mano al Enemigo
en este Infierno darwinista y duro,
de todos contra todos, en que el Amo,
o el Capital, su yugo dicta, oscuro.
Y Yo, uno más, desde mi angustia, clamo
... clamo por ese Dios, que, si Lo fuera,
el Crimen sin Castigo que ahora veo
saldado en Su Justicia ya estuviera,
no en otro Mundo, pues en él no creo,
ni mañana, ni luego, en otra hora,
sino, sin más tardar, Aquí y Ahora.
solo en su Trinidad, mira su Ombligo.
Claman las miserables criaturas,
dejadas de Su mano al Enemigo
en este Infierno darwinista y duro,
de todos contra todos, en que el Amo,
o el Capital, su yugo dicta, oscuro.
Y Yo, uno más, desde mi angustia, clamo
... clamo por ese Dios, que, si Lo fuera,
el Crimen sin Castigo que ahora veo
saldado en Su Justicia ya estuviera,
no en otro Mundo, pues en él no creo,
ni mañana, ni luego, en otra hora,
sino, sin más tardar, Aquí y Ahora.
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jueves, 14 de febrero de 2008
Buscar a Dios
Réplica amistosa a Pedro (Peter) de la Abarca
Pues cuando mueres no eres
¿cómo buscar a Dios, Pedro?
Tu viaje hay que hacerlo vivo,
buscando a Dios en tu centro,
allá junto al corazón,
carnes y sangres adentro.
Hay que buscarlo en tu hermano,
el que vive padeciendo,
ese que no vemos nunca
a nuestro lado muriendo,
y lleva a Dios en la frente
grabado en letras de fuego.
Buscar a Dios tras la muerte,
cuando ya quizá no estemos,
es dejar para otra vida
lo que en esta nos da miedo.
Por buscar a Dios, mi amigo,
no hay que marcharse tan lejos.
Pues cuando mueres no eres
¿cómo buscar a Dios, Pedro?
Tu viaje hay que hacerlo vivo,
buscando a Dios en tu centro,
allá junto al corazón,
carnes y sangres adentro.
Hay que buscarlo en tu hermano,
el que vive padeciendo,
ese que no vemos nunca
a nuestro lado muriendo,
y lleva a Dios en la frente
grabado en letras de fuego.
Buscar a Dios tras la muerte,
cuando ya quizá no estemos,
es dejar para otra vida
lo que en esta nos da miedo.
Por buscar a Dios, mi amigo,
no hay que marcharse tan lejos.
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miércoles, 13 de febrero de 2008
Imprecación
¿Qué te hizo, Dios, el barro
que así me lo atormentas
alzado por Ti a hombre;
condenado al deseo y a la muerte?
Le diste alas y le hurtaste el cielo.
¿Donde volar, Señor?¿Qué burla es esta?
que así me lo atormentas
alzado por Ti a hombre;
condenado al deseo y a la muerte?
Le diste alas y le hurtaste el cielo.
¿Donde volar, Señor?¿Qué burla es esta?
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domingo, 10 de febrero de 2008
Misticismo ateo – a vueltas con Blas de Otero
Soneto compuesto a imitación de Blas de Otero con un fuerte contenido de vivencias propias.
Yo nací para Ti; Tú me reduces
a la incierta pasión de no creerte;
me diste la razón para no verte,
escondido en tu bosque, atroz, de cruces.
Te busqué sin descanso a medias luces
y me di a trompicones con tu muerte,
con tu ausencia palmaria, con la fuerte
necesidad de Ti que me produces.
Te odié por no tenerte, por faltarme,
por plantar en mi mente la demencia
del trascender, que me desasosiega.
Y no te tengo ni para matarme,
para exigirte a gritos la clemencia
de arrancarme esta luz que te me niega.
Yo nací para Ti; Tú me reduces
a la incierta pasión de no creerte;
me diste la razón para no verte,
escondido en tu bosque, atroz, de cruces.
Te busqué sin descanso a medias luces
y me di a trompicones con tu muerte,
con tu ausencia palmaria, con la fuerte
necesidad de Ti que me produces.
Te odié por no tenerte, por faltarme,
por plantar en mi mente la demencia
del trascender, que me desasosiega.
Y no te tengo ni para matarme,
para exigirte a gritos la clemencia
de arrancarme esta luz que te me niega.
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jueves, 7 de febrero de 2008
La fe de Blas de Otero
BASTA
Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.
Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.
Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.
Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti – ronco río que revierte.
Blas de Otero, “Ancía” 1958
Hermano Blas de Otero, camarada,
en debate sin fin con lo Absoluto,
en pugna con lo Alto, irresoluto,
al borde del abismo de la Nada.
Al costado, de dudas, la lanzada
ardiente en los latidos del minuto,
y el reproche blasfemo, disoluto,
como oración inversa, despechada:
“Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos”.
(No nos tengas en esta vida-muerte).
“O si no, déjanos precipitarnos”
(¡Ah la fe, desgarrada, bronca, fuerte!
¡Ah tu fe, que no deja de asombrarnos!)
“sobre Ti, ronco río que revierte”.
Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.
Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.
Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.
Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti – ronco río que revierte.
Blas de Otero, “Ancía” 1958
Hermano Blas de Otero, camarada,
en debate sin fin con lo Absoluto,
en pugna con lo Alto, irresoluto,
al borde del abismo de la Nada.
Al costado, de dudas, la lanzada
ardiente en los latidos del minuto,
y el reproche blasfemo, disoluto,
como oración inversa, despechada:
“Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos”.
(No nos tengas en esta vida-muerte).
“O si no, déjanos precipitarnos”
(¡Ah la fe, desgarrada, bronca, fuerte!
¡Ah tu fe, que no deja de asombrarnos!)
“sobre Ti, ronco río que revierte”.
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martes, 5 de febrero de 2008
Comunión - Caridad
Entrañarme en tu entraña, donde sólo tú eres,
y extrañarme de mí por ser tú mismo.
Negarme yo por ti y anonadarme
y conquistar al fin tu perspectiva
para emerger después al tercer día
penetrado de ti, vivificado,
ganado a tus banderas, ya las mías,
borracho de tu sangre, entimismado.
Sembrado, pues, de ti granar cosecha
y ser pacido cuando y por quienquiera
y, esparcido en los vientos y en los ríos,
vivir fuera de mí con todo el mundo.
y extrañarme de mí por ser tú mismo.
Negarme yo por ti y anonadarme
y conquistar al fin tu perspectiva
para emerger después al tercer día
penetrado de ti, vivificado,
ganado a tus banderas, ya las mías,
borracho de tu sangre, entimismado.
Sembrado, pues, de ti granar cosecha
y ser pacido cuando y por quienquiera
y, esparcido en los vientos y en los ríos,
vivir fuera de mí con todo el mundo.
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domingo, 3 de febrero de 2008
Eduardo de la Barra
Sonetillo acróstico que compuse a Eduardo de la Barra, fino e ingenioso poeta argentino que había escrito para mí un ovillejo de esos que tanto le gustan y tan bien le salen. Todo ello dentro de nuestra actividad en El Portal Literario Mundo Poesía.
Es criollo de fina estampa,
De lindo hablar chacarero.
Un día cantó al hornero
A otros pájaros de pampa.
Recién trajinó ovillejos
De sintético mensaje,
O acrósticos de homenaje
DE quienes no tiene lejos:
LAs niñas, esa alegría,
Balcón al que el Sol se asoma
Al filo de cada día.
Rizando su pirueta,
Rimas en ovillo doma
A este modesto poeta.
Es criollo de fina estampa,
De lindo hablar chacarero.
Un día cantó al hornero
A otros pájaros de pampa.
Recién trajinó ovillejos
De sintético mensaje,
O acrósticos de homenaje
DE quienes no tiene lejos:
LAs niñas, esa alegría,
Balcón al que el Sol se asoma
Al filo de cada día.
Rizando su pirueta,
Rimas en ovillo doma
A este modesto poeta.
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viernes, 1 de febrero de 2008
No hay osos como aquellos, ni favilas
Y por adaptación del anterior surgió éste[1]
Este rey de escopeta tan preclara
-cuyo gatillo le costó un hermano-,
sin tregua busca aquel oso asturiano,
que el regicidio magno inaugurara.
Bestia tan noble acaso el Rey no hallara,
de jacobino impulso, tan a mano;
es por eso quizá que el soberano
su antiguo agravio en Rusia lo vengara.
Mas no era ya el plantígrado glorioso
que su ancestro abrazara en un recodo
sino un triste animal torpe y beodo
que el zoo enloqueció. Ya no era oso.
¡Ay del Progreso! ¡Todo lo aniquila!
Ni el oso era ya aquel ni el Rey, Favila.
[1] Reformado el 24/7/7 para adaptarse a la idea inicial de contrastar la contradicción de un hombre que mata accidentalmente a su hermano con un arma de fuego en su adolescencia, y no solo no aborrece para siempre las armas sino que las hace eje central de su afición hasta llegar al caricaturesco episodio del la “caza” del oso borracho en Rusia.
Este rey de escopeta tan preclara
-cuyo gatillo le costó un hermano-,
sin tregua busca aquel oso asturiano,
que el regicidio magno inaugurara.
Bestia tan noble acaso el Rey no hallara,
de jacobino impulso, tan a mano;
es por eso quizá que el soberano
su antiguo agravio en Rusia lo vengara.
Mas no era ya el plantígrado glorioso
que su ancestro abrazara en un recodo
sino un triste animal torpe y beodo
que el zoo enloqueció. Ya no era oso.
¡Ay del Progreso! ¡Todo lo aniquila!
Ni el oso era ya aquel ni el Rey, Favila.
[1] Reformado el 24/7/7 para adaptarse a la idea inicial de contrastar la contradicción de un hombre que mata accidentalmente a su hermano con un arma de fuego en su adolescencia, y no solo no aborrece para siempre las armas sino que las hace eje central de su afición hasta llegar al caricaturesco episodio del la “caza” del oso borracho en Rusia.
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