viernes, 1 de febrero de 2008

No hay osos como aquellos, ni favilas

Y por adaptación del anterior surgió éste[1]


Este rey de escopeta tan preclara
-cuyo gatillo le costó un hermano-,
sin tregua busca aquel oso asturiano,
que el regicidio magno inaugurara.

Bestia tan noble acaso el Rey no hallara,
de jacobino impulso, tan a mano;
es por eso quizá que el soberano
su antiguo agravio en Rusia lo vengara.

Mas no era ya el plantígrado glorioso
que su ancestro abrazara en un recodo
sino un triste animal torpe y beodo

que el zoo enloqueció. Ya no era oso.
¡Ay del Progreso! ¡Todo lo aniquila!
Ni el oso era ya aquel ni el Rey, Favila.


[1] Reformado el 24/7/7 para adaptarse a la idea inicial de contrastar la contradicción de un hombre que mata accidentalmente a su hermano con un arma de fuego en su adolescencia, y no solo no aborrece para siempre las armas sino que las hace eje central de su afición hasta llegar al caricaturesco episodio del la “caza” del oso borracho en Rusia.

2 comentarios:

RosaMaría dijo...

Super interesante. Maestro, me quito el sombrero. Además me encanta el léxico que emplea, pues ahora todo es más simplón, incluídos mis escritos que puede ud. ver en:

http://ideasletrasyotros.blogspot.com

que a su vez lo lleva a:

Los Relatos de Rosa María Favale.

Sería un honor que me diera su opinión o corrección a mis escritos como aficcionada. Abrazote

Francisco Redondo dijo...

Gracias, Rosa María. Le prometo que haré un huequecito y leeré con gusto sus escritos.