domingo, 20 de enero de 2008

¡Mamá, no quiero ser poeta excepcional!

Mi "expulsión" de poesiapura.com

Excepcional poeta en hora mala
me encontré sin saber que no lo era:
la vanagloria, mala consejera,
vino a tentarme con su incierta gala.

Hoy mi nombre con otros se propala
en nómina infamante, pregonera
de sinecura injusta y fama huera:
¡Valverde, bórreme, que me señala!

Quiero volver a ser sin apellidos,
sin rangos de nobleza, cargo o cuna
un poeta de a pie, de infantería.

Libre de privilegios desmedidos,
ser oscuro poeta de fortuna,
que se gana la gloria día a día.

Y así, sin nombradía,
pasar inadvertido entre la gente
que se duele del título “inocente”.

Con la excusa de este soneto se me impidió definitivamente el acceso regular al portal de poesía llamado Poesía Pura. La insólita acción del dueño del portal, Carlos Valverde, sin previo aviso, sin mediar diálogo alguno con el autor, sin posibilidad de plantear alegaciones ni ejercer defensa alguna por parte de éste, fue ejecutada hace casi exactamente un año; más precisamente el 23 de Enero de 2007. ¡Cosas de los foros, de sus dueños y de sus corifeos!

Los antecedentes y circunstancias que rodearon tan violenta e ineducada ruptura, a la que en adelante me referiré simplemente como el suceso, fueron a mi modo de ver las siguientes: Me había registrado en Poesía Pura un par de años escasos antes del suceso.

Poesía Pura era un espacio en Internet en el que uno podía “postear” poemas, comentar los de otros o contestar a los comentarios sobre los propios. Tenía su dueño, Carlos Valverde, una filosofía peculiar algo maniquea de buenos y malos – que también he visto en otros foros, aunque quizá no tan acusada – y en consecuencia de premios y castigos, galardones y silencios. Los poetas podían ser no galardonados (denotados solo como poetas), excepcionales (con un doble par de alas bajo el nombre y el título expreso de POETA EXCEPCIONAL) o con excelencia innominada (que solo vi. darse a sí mismo, al propio Valverde, que adornaba su presencia en los temas con un par de hojas de roble). En cuanto a los poemas los había (y eran mayoría) sin mención alguna, luego venían los de LECTURA RECOMENDADA (en azul), los POEMAS EXCEPCIONALES (en rojo) e incluso algunos poemas o eventos que merecían incluso Avisos especiales de recomendación.

Yo acepté sin más estas normas, usos y costumbres sin tomármelos demasiado en serio quizá porque mi educación la había recibido de centros públicos, relativamente laicos donde la contaminación mosaica aun siendo cierta era mucho más leve que la que se impartía en colegios religiosos. Y a mí todo esto me olía a colegio de frailes. No obstante lo cierto es que me fue bien dentro de estos cánones y al poco tiempo mis poemas empezaron a “recomendarse” primero y sin tardar mucho empezaron a asignar con bastante frecuencia el “galardón” de EXCEPCIONAL a un número creciente de mis poemas, se me hizo una entrevista y ¡¡¡TACHÁN!!! De repente, sin comerlo ni beberlo, me encontré elevado a la excelsa dignidad de POETA EXCEPCIONAL, condición que asignaban a un número reducido de personas, quizá cincuenta o sesenta sobre varios cientos de entre los que colgaban temas. Pues ¡muy bien! Lo agradecí y seguí adelante, sin darle demasiada importancia, porque realmente estimé que no la tenía: era todo demasiado artificioso. Continué posteando poemas con mayor o menor acierto; hice buenos amigos y otros que por lo que se vio después sólo aparentes … Y un día …

Un día el bueno de G. S., un buen poeta de nombre que recordaba a Zola, tuvo a bien poner en cuestión lo que, por las consecuencias, el Sr. Valverde consideraba la viga maestra de todo su andamiaje : ni más ni menos que la consideración misma de POETAs EXCEPCIONALes. Abrió un tema en que razonadamente argüía en contra de tal consideración. Afirmaba que, si acaso, podría hablarse de tal o cual poema de gran calidad o excepcional pero nunca de una persona o una obra completa y que esto solo olía a privilegio de camarilla (cito obligadamente de memoria, excúsenseme incorrecciones). Muchas personas intervinieron (yo no) con comentarios a ese tema, abundando de manera mayoritaria en esas mismas ideas. Uno incluyó la lista completa de POETAS EXCEPCIONALES de Poesía Pura (que me incluía)… La cosa parecía ya un juicio paralelo …

Entonces tuve la idea, no se si afortunada o desafortunada, de abrir un nuevo tema para replicar a mi buen amigo G. S. de manera irónica (la parábola irónica tiene el peligro evidente de que si se usa entre personas apasionadas o poco inteligentes, o ambas cosas a la vez, puede ser interpretada en sentido directo y ser muy mal entendida). Me temo que eso pasó; yo posteé el soneto que figura arriba y las consecuencias fueron fulminantes por este orden:

1. El tema de G. S. desapareció; induzco que Valverde lo borraría.
2. Mi tema recibió tres comentarios: uno neutral de Luciana Rubio, otro de un tal Victor o Víctor, Poeta Excepcional y Miembro de la Asesoría Rectora al que yo no conocía y del que tengo la sospecha que era el propio Valverde bajo algún seudónimo, que afirmó en tono críptico algo así como que “bueno era saberlo y que tomaba nota”; y del tercer mensaje no me acuerdo.
3. Unas horas más tarde intenté entrar al Portal y no pude. Me bloqueban por control de mi dirección IP. También rechazaban mi correo a
poesíapura@poesiapura.com. Sin embargo no recibí e-mail ninguno de su parte.
4. Como tenía la dirección de e-mail de Nieves Álvarez Martín esa misma tarde le envié uno en que trataba de explicar mi intención y le pedía alguna noticia o explicación, pero no obtuve respuesta alguna. En días sucesivos reiteré ese e-mail a Nieves sin respuesta alguna hasta tres días más tarde.
5. Sin aguardar a esa respuesta, teniendo cuenta que yo tenía en el Portal temas míos sin salvar usé mis conocimientos de informática para entrar en Poesía Pura burlando el control de IP. Hay muchos métodos que emplean los “hackers” para practicar la navegación anónima, generalmente mediante uso de proxys.
6. Entré en Poesía Pura y lo que me encontré no era tan puro. El tema mío estaba cerrado y manipulado. De mi parte solo se mantenía el soneto de cabecera, se habían eliminado los comentarios favorables o neutros como el de Luciana y los demás que mencioné en el epígrafe 2. En su lugar figuraban cuatro anatemas en que se me vilipendiaba y se me ponía como a hoja de perejil a mí, a mi honestidad y a mis poemas pasados, presentes y futuros. Firmaban las piezas de este Auto de Fe inquisitorial Carlos Valverde, dueño del sitio, y sus tres acólitos más queridos Vicente Martín, Atanasio García Page y Nieves Álvarez Martín. ¡Qué tropa tan gallarda y con tan impecable sentido de justicia! (Ojo, es ironía). En la obligada mudez y ausencia del encausado, incapaz de defenderse, ni de que lo defendiera nadie (que para evitarlo cerraron el tema) clavaron en la plaza pública de su deshonroso lugar la bula de excomunión …
7. Los días sucesivos seguí entrando anónimamente para sacar copia de mis cosas. Mis poemas seguían en su sitio (¡qué poca vergüenza! No se admite al poeta pero se sigue haciendo uso ilegítimo de su obra).
8. Al tercer día recibí por fin correo de Nieves Álvarez Martín. Mentía desconocimiento del asunto hasta esa fecha (como si yo no hubiera visto con mis ojos su participación en el sórdido aquelarre del punto 6) pero se afirmaba en la condena por cuanto “ese soneto era una auténtica declaración de guerra y un insulto a todos nosotros” por lo cual “era lógico que el Jefe (sic) te haya cerrado la puerta de este foro …”. ¡Ahí está el soneto! – digo yo.
9. Le contesté, ya con trato de Vd. y distante, que mi soneto “no era una declaración de guerra ni un insulto a nadie ni nunca pretendió serlo … sino una contestación en tono irónico (que ustedes no han percibido al parecer ni tampoco se han molestado en interrogar sobre su sentido al autor antes de condenarle) … a otro de G. S. que cuestionaba el sistema de calificación de poetas …” Y más tarde “Y a usted, que se decía tan amiga, le faltó tiempo para adherirse inquebrantablemente a su ““Jefe””. ¿Se le pasó por la imaginación por un momento que pudiera haber otra explicación al asunto, que de haber hablado conmigo pudiera haberse aclarado, atenuado, excusado, etc.?¿No tiene el participante en un foro el más mínimo derecho a ser oido cuando se sospecha de él un mal proceder?¿No tiene ningún derecho a nada?¿Es culpable mientras no se demuestre lo contrario? Ustedes sabrá de qué van y usted sabrá a quien y por qué se adhiere. Y me despedí para siempre de mujer tan oportunista.

Y esta es toda la historia desde mi punto de vista de cuanto aconteció en relación con mi veto a la entrada en poesiapura.com. Si tuvieran un mínimo de decencia sus rectores hubieran borrado finalmente todo rastro de mi abundante participación allí. No me he molestado en comprobarlo. He seguido recibiendo convocatorias a sus actividades, que trato como correo parásito (¿lo llaman “spam”?

2 comentarios:

Freddy Lopez dijo...

Yo creo que Carlos Valverde es bipolar, honestamente. Lamento esta pasada situación. Algunos otros la vivimos. Saludos!

Francisco Redondo dijo...

Pues no sé, Freddy, lo traté poco. Personalmente recuerdo haber hablado con él una sola vez sin mayores consecuencias. En su Portal "Poesía Pura", aparte de lo que describo aquí, tuve una relación esporádica y siempre algo desmedida: lo mismo era capaz de dedicarte los elogios más excesivos que de cambiarte de sitio un tema sin previo aviso por considerarlo incómodo políticamente o por ser tema escatológico, y al pedirle explicaciones decirte así de primeras que el Portal era suyo y hacía lo que creía conveniente. Pero siempre de manera como muy histérica y desmesurada. Y que conste que en mi caso estoy muy lejos de ser un "broncas".
Finalmente debo decir que Poesía Pura me sirvió de mucho, que yo también aporté bastante y que al final Valverde, sin darme audiencia alguna, con su irreflexiva decisión me hizo daño.
Saludos.