jueves, 29 de noviembre de 2007

Décimas y décimas VII: Terrorista por terrorista

A Lily Mar

ESCENARIO I:

Alguien de imperial comando,
desde egregio gabinete,
da una orden con membrete,
y la orden va rodando
por la cadena de mando.
Luego a un piloto le llega
que en portaaviones navega.
Acaba su desayuno,
se despereza importuno …
y el bombardero despega.

Fija preciso la ruta,
que el computador controla,
mira atento la consola
y su rutina ejecuta
con eficacia impoluta.
Por fin, desde su cabina,
como desde una oficina
pulsa una tecla y descarga
toda su espantosa carga
de bombas, cohetes o minas.

Luego el militar mastuerzo,
ufano de haber cumplido
con valor su cometido,
cansado de tanto esfuerzo
vuelve en busca del almuerzo.
¡Qué le importa que en el suelo
reinen muerte ruina y duelo!
A diez mil metros de altura
preocuparse es locura
por chinches y ratonzuelos.


ESCENARIO II:

Meses más tarde en lo urbano
del mundo blanco y decente
marcha batallón de gente
en tren metropolitano
(que la muerte lleva a mano):
con la mirada perdida
con ellos va a la matanza
el que fragua la venganza
de alguna sectaria herida,
por la que dará su vida.

Y, de pronto, en hora mala,
la muerte a todos iguala
en estallido fatal
que por doquier siembra el mal.
¡Malhaya quién Mal propala!

MORALEJA:

¡VIOLENCIA ES SIEMPRE EXECRABLE!
¿A quién condenaré menos?
¿Al piloto de los “buenos”
o al suicida miserable?
¿O al plutócrata impecable
que, buscando el oro oscuro,
siembra el ODIO por el duro
territorio del Oriente,
en vendaval inclemente?
¡TERRIBLE Y NEGRO FUTURO!

Dios nos coja confesados.

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