A Lily Mar
Muchos años deseoso
de paz por poder divino,
sólo vi del asesino
el crimen más horroroso,
al rico y al poderoso
abusar de su riqueza
y gozar vicio y vileza
de respeto y reverencia
mientras la honra y la decencia
agachaban la cabeza.
Oro llevan los ornatos
de los sumos sacerdotes;
esclavos y galeotes
plomo llevan por zapatos
y muerte por alegatos.
Reinan por doquier mentiras,
la virtud arde en las piras
pero, si alguien no se calla,
con el látigo o la tralla
le arrancan la piel a tiras.
La paz a secas no existe
cuando existe la pobreza,
cuando ejercen la vileza
contra el pobre y contra el triste,
cuando a una madre la visten
de luto en cualquier esquina,
cuando se ceba la inquina
con quien cree diferente
y si se queja la gente
sin duelo se la elimina.
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