martes, 18 de septiembre de 2007

Lección de poesía para Maribel niña




Son los poetas, Maribel, mi niña,
gente rara.
Son gente que se pasa horas enteras
hablando a las paredes de las casas,
contando nubecillas como ovejas
y pensando en las propias musarañas.

Son gente pensativa y distraída
a quien gusta jugar con las palabras,
que trabajan la métrica y la rima
por no saber del pico y de la pala,
y dicen de un arroyo RUMOROSO
o llaman a unos ojos LUMINARIAS.
Mas nunca como el resto de la gente:
siempre de forma extravagante y vana.
No parece en principio gente seria
pero tampoco perniciosa o mala.

Mas, me dirás, ¿qué es eso de la rima?
Y, ¿qué será esa métrica endiablada?
Mejor te lo diré con un ejemplo …
(A ver como empezamos). Tú te llamas …
Maribel, ¿cómo no? ¡Precioso nombre!
Si lo oye alguien vulgar no pasa nada,
te dirá: Maribel, ¡uy, que curioso!
¡Cómo la prima de mi amiga Encarna!

Con un poeta es diferente … luego
de escuchar MA - RI - BEL no dirá nada,
mas de repente se pondrá muy serio
y empezará a enredar con la palabra
y tras de darle vueltas y más vueltas
con otras logrará relacionarla
y hacer, como las cuentas de un rosario,
con todas las palabras una sarta.

Y dirá MARIBEL-CLAVEL-VERGEL
o MIEL o CASCABEL. Mas no remata
en esto el trajinar de los poetas
juntando nombres cuando igual acaban:

si tras de MARIBEL CLAVEL nos dicen
es porque con claveles te comparan,
quizá por el color de tus mejillas
o por tu encanto de chiquilla guapa.
Lo mismo con la MIEL, por tu dulzura,
con el VERGEL, por tu feliz mañana.

¿Y el CASCABEL? ¿Qué pinta en todo esto?
Ríete y lo sabrás, niña galana.

¿Entiendes, Maribel, para qué sirven
los poetas que riman y declaman?


Tu amigo Francisco, al que una vez llamaste “gefe” y que cuando sea mayor quiere ser poeta.

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