miércoles, 19 de septiembre de 2007

Adrián

A mi primer nieto

Un puñadito rosa,
un cachorrillo de esperanza y llanto,
un trocito de luna hecho sollozo,
un alma de peluche,
dos grandes ojos cegatillos, tiernos,
deslumbrados, abiertos
a la luz ...
y hacia la vida.

¡Qué poca cosa... y cuanto!


La vida te sea leve, Adrián,
y la alegría
anide en tu costado
y recompense
toda la dicha que nos has causado.



Madrid. siete de Julio de 1.997

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