lunes, 24 de septiembre de 2007

Jose Antonio Naves

Soneto acróstico


Jovial y afable, campechano y feo.
Oso civilizado que indultó a su Favila,
Su abrazo ya no mata y, al contrario que Atila,
En su camino afloran jardines y paseos.

Asturiano es de Asturias, y, aunque yo no lo veo
Ni del mar, ni del prado, la forja ni la mina,
Tiene, cuando se planta a escanciar la sidrina,
Oficiante solemne, el porte de un dios griego.

Naipe en la bocamanga, su corazón oculto
Imparte la amistad general como un culto
Objeto de su oficio de tahúr consumado.

Noble de sentimientos, albañil de ti mismo,
Abierto a quién se abre, ajeno al egoísmo,
VES cómo te rodea la amistad que has sembrado.

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