Referencia de imagen: Fuente propia
Un lánguido desmayo de sirena,
una mirada intensa y seductora,
una sonrisa entre pícara y traidora
y un corazón de oro de hada buena.
Tu “posse” de “femme fatale” que me enajena
no casa con tu alma soñadora:
antes rendida que conquistadora,
al bello agonizar de la azucena.
No te he de perdonar si así me deja
ese sensual encanto trastornado,
perdido el Norte, yerto y encallado.
Si la distancia cruel de ti me aleja
a mi país natal, de ti remoto,
deja al menos el rastro de una foto:
Que pueda ver al menos cada día
la faz cautivadora que esa noche
se robó para siempre el alma mía.
Un lánguido desmayo de sirena,
una mirada intensa y seductora,
una sonrisa entre pícara y traidora
y un corazón de oro de hada buena.
Tu “posse” de “femme fatale” que me enajena
no casa con tu alma soñadora:
antes rendida que conquistadora,
al bello agonizar de la azucena.
No te he de perdonar si así me deja
ese sensual encanto trastornado,
perdido el Norte, yerto y encallado.
Si la distancia cruel de ti me aleja
a mi país natal, de ti remoto,
deja al menos el rastro de una foto:
Que pueda ver al menos cada día
la faz cautivadora que esa noche
se robó para siempre el alma mía.
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