De amantes un no cesar,
una tras otra pasaron
y al monarca confortaron
hasta en Corinna fondear.
Con ella marchó a cazar
el elefante a Botsuana.
Corinna, la barragana,
después de esquilmar al viejo
dio en cantar con Villarejo
el dúo de La Africana.
Mucho la estimaba el mozo
-hasta sesenta millones,
que sacó de comisiones
del petróleo de algún pozo -.
¡Viva el Rey y su retozo!
Y allá Corinna trinando
y la prensa malmetiendo
y la BBC emitiendo
y el fiscal suizo indagando
y el español … contemplando.
Quizá algún día me dé por continuarlas, porque material hay de sobra.