Yo moría
de amores
por mi
Granada:
el
Aljibe de Trillo
de
madrugada.
Cuanto
daría
por
respirar jazmines
cuestas
arriba.
Cristiano
no me veo,
tampoco
moro,
de
Granada me digo,
su
encanto añoro.
¡Ay,
quien pudiera
ver
nacer de sus cumbres
la luz
primera!