Décimas de lo
cotidiano
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Con un
húmedo estampido
que
asola las cavidades
limpia
de mucosidades
garganta,
nariz y oído.
Hasta el
pecho dolorido
queda en
esta convulsión,
huracán
o ventarrón
que demonios
disemina,
a la que
el vulgo conmina:
-¡Jesús!
– como protección.
Madrid, lunes, 18 de febrero de
2013