En quintillas encadenadas circulares (eso espero)
Volatines, piruetas,
chistes de ácido regusto,
desmañadas volteretas,
desplantes y cuchufletas:
loco clown y triste augusto.
Semblante alegre o adusto,
la farándula circense,
en que el forzudo robusto
muestra bíceps e hincha el busto
al público matritense.
Que el riesgo la emoción tense
cuando vuele el trapecista,
mas nadie en el riesgo piense
y el grácil salto compense
Balancín funambulista:
la cuerda floja a los pies
y, muy abajo, la pista,
en donde el antipodista
mira el mundo del revés.
El acróbata después
voltea por las esteras,
vivo molino sin mies.
Traspasado, el faquir es
El domador de las fieras:
tigre, elefante o león,
las jirafas altaneras,
o las cobras de anteojeras
o la serpiente pitón.
Arlequín y Pantalón,
bufos, contienden aparte
y, a Colombina, Pierrot
se arranca y da el corazón
en
Como reza en su estandarte
-MÁS DIFÍCIL TODAVÍA-,
bromas y chistes aparte,
el Circo busca asombrarte
y encantarte cada día.
Y es su norte y es su guía,
en sudadas camisetas,
con su gaya algarabía
envolverte en la alegría
de Tespis y sus carretas.
Y así, recuperada la rima inicial en -etas, se cierra en círculo la serie de quintillas. FIN.