viernes, 9 de abril de 2010

El soneto

1. Definición.

Se llama soneto a una composición poética de origen italiano que consta de catorce versos de arte mayor distribuidos, por este orden, en dos cuartetos seguidos de dos tercetos. Todos los versos son rimados en forma consonante perfecta en la forma o formas que se describen más adelante en el epígrafe 3.

2. Reseña histórica.

Según Rudolph Baehr, el soneto se introduce en España en el siglo XV por mano del Marqués de Santillana en su colección de 42 sonetos fechos al itálico modo, quien usa sistemáticamente la métrica del endecasílabo pero, a diferencia de Petrarca y sus epígonos italianos, que se habían inclinado, en la rima de los cuartetos por el esquema abrazado (ABBA ABBA), el marqués usa por el contrario el esquema cruzado (ABAB ABAB). Sin embargo el antecedente del de Santillana no hace fortuna durante el siglo XV, y hay que aguardar, ya en el siglo XVI, a Boscán y Garcilaso, que son los que realmente arraigan el soneto en España, especialmente el último, por su reconocida autoridad poética.

El soneto se cultivó ya intensamente en el XVI por los poetas de tendencia italianizante, destacando por su “calidad, cantidad e influjo” Sa de Miranda, Gutierre de Cetina, Baltasar del Alcazar y sobre todo Fernando de Herrera.

En el siglo XVII el soneto “inunda” de lado a lado la poesía española: Tan solo Lope de Vega escribió unos tres mil, pero su uso es absolutamente general: Góngora, Cervantes, Quevedo, Villamediana y Calderón entre muchos otros destacan entre sus asiduos cultivadores. Sin embargo en el siglo XVIII empieza su decadencia a favor de otras nuevas formas poéticas en arte mayor que se van poniendo de moda: idilios, anacreónticas, silvas y romances. A principio del XIX el soneto repunta algo con Arriaza, Nicasio Gallego, José María Heredia y Alberto Lista. El romanticismo, no obstante, presta poca atención al soneto, pero aún se pueden citar sendas series de Zorrilla y de Nuñez de Arce.

Luego, tras dos siglos de retroceso, “el soneto entra de nuevo en un gran florecimiento entre los poetas modernistas de Hispanoamérica y España. El impulso decisivo partió de los parnasianos y simbolistas franceses, en especial de Baudelaire y Verlaine.” Modernistas como Salvador Rueda, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Antonio Machado, Reyes, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez y otros destacan entre sus cultivadores.

Este nuevo florecimiento del soneto continúa en la poesía contemporánea de habla española. Lo adopta la generación del 27, que como es sabido se organiza alrededor del tercer centenario de Góngora, y se extiende hasta el punto de que “apenas hay un poeta español e hispanoamericano del siglo XX que no haya usado esta forma poética; no hay que citar ejemplos”.

3. Aspectos formales.

Se describen aquí los rasgos formales del soneto clásico en sentido estricto. En el epígrafe 4 se verán excepciones y variantes de estos aspectos formales.

3.1. Métrica y rítmica.

El soneto clásico utiliza en la inmensa mayoría de los casos versos endecasílabos (de 11 sílabas rítmicas) y en mucha menor proporción versos alejandrinos (14 s.r. = 7 + 7). En la cuenta de sílabas de estos versos de arte mayor influyen tanto aspectos fonéticos, como licencias métricas (sinéresis, diéresis, hiato, sinalefa, etc.) y situación de los acentos principales. No es cuestión, en esta aportación teórica, de entrar en la métrica del endecasílabo, que ya se abordó en el tema "Tipos de endecasílabos", a donde remito al que quiera leerlo o repasarlo.

Lo más normal es que un soneto en endecasílabos utilice versos de esquemas rítmicos diferentes: melódicos, enfáticos, heroicos, sáficos, etc., es decir, que sea polirítmico. Y es el arte del poeta el que en cada momento elegirá los tipos rítmicos adecuados para combinar en un soneto. Para los que no sean especialmente diestros y con experiencia en el uso del endecasílabo estimo que son desaconsejables los endecasílabos de gaita gallega, que en todo caso , si han de ser usados, deberían serlo en exclusiva, sin combinarlos con otros.

3.2. Rima.

La rima de los versos de un soneto clásico o, simplemente, soneto ha de ser consonante perfecta.

Por consonancia perfecta se debe entender la igualdad fonética exacta y completa de vocales y consonantes a partir de la última vocal acentuada del verso, inclusive.

Ejemplos:

Terminación llana: fresa rima con obesa, pero no rima con cabeza, ni con mesas, ni con vela.

Terminación aguda: flor rima con resplandor, pero no con balcón, ni con remar.

Terminación esdrújula: diabólico rima con católico, pero no con sinfónico, ni con metabólicos, ni con abanico.

Se pueden asimilar en rima consonante b y v, pero no c o z con s ni ll con y., como no sea en poesía en que se pretenda incluir efectos folklóricos.

En el soneto, en lo referente a los esquemas de rima, cabe distinguir dos partes.

3.2.1. Rima de los cuartetos. En la rima de los cuartetos los ocho versos han de tener dos rimas consonantes distintas y bien contrastadas (por ejemplo, en ningún caso deben las dos rimas consonantes de los cuartetos rimar a su vez entre sí en asonante; no valdrían por ejemplo los casos A = -era y B = -esa ni A = -orte y B = -oje). Una vez elegidas ambas rimas consonantes A y B el esquema de organización de las rimas mayoritario con mucha diferencia es el de rima abrazada: ABBA ABBA. Se admite también como correcta aunque “con apellido”, como veremos más adelante, la rima cruzada: ABAB ABAB. Cualquier otro régimen de rima de los cuartetos no es propio del soneto clásico y devalúa su calidad.

3.2.2. Rima de los tercetos. En la rima de los dos tercetos hay mucha más libertad que en la de los cuartetos, vale cualquier esquema con tal de guardar las normas siguientes:

a) Todo verso de los seis que componen los tercetos debe rimar de forma consonante perfecta al menos con otro del grupo. No se admiten versos sin rima o blancos.

b) Al menos un verso del primer terceto ha de rimar con otro del segundo. Es necesario, pues, enlazar entre sí los tercetos.

c) En la secuencia de los seis versos no ha de figurar seguida tres veces o más la misma rima.

d) Las rimas que se utilicen (dos o tres) han de contrastar bien unas con respecto a las otras. No se permite que dos rimas consonantes distintas rimen a su vez en asonante.

Por lo demás en los tercetos de los sonetos se suelen usar:

a) Dos rimas: En ese caso el esquema más habitual, con mucha diferencia sobre los demás, es el de tercetos doblemente encadenados: CDC DCD. Pero también son posibles otros como: CDD CDD o CDC CDC, etc.

b) Tres rimas: Y también en este caso lo más clásico es CDE CDE, pero caben muchos otros: CDE EDC, CDE CED, CDE DCE, etc.

3.3. Redacción del soneto.

El soneto es una composición relativamente breve - 14 versos, 154 sílabas métricas. En tan corto espacio es necesario desarrollar un tema lírico, irónico, satírico, etc. Debe en primer lugar exponerse, suscitarse el tema con unas breves pinceladas sugerentes, acertadas, bien dirigidas; esto suele hacerse normalmente en los cuartetos, reservándose los tercetos para deducir conclusiones y conducir el tema a la sentencia final (últimos versos), que debe ser muy efectista e impactante porque de ella depende la mayor parte del éxito de un soneto.

Ni que decir tiene que con tanta tarea a comprimir en tan breve espacio el estilo de escritura ha de ser muy conciso, evitando palabras innecesarias que puedan darse por sobreentendidas: pronombres implícitos en las formas verbales utilizadas, adjetivos excesivos, formas rebuscadas o ampulosas, muletillas, expresiones tópicas. El buen sonetista debe ser conceptista, escueto, moderado en la expresión.

Sería muy largo de desarrollar en ejemplos esto que digo. Solo pondré uno:

como tú me dijiste cuando nos vimos -> como dijiste cuando nos vimos.

Todas estas observaciones y consejos deben tomarse como orientaciones generales que en un momento dado el artista puede no tener en cuenta, para conseguir un determinado efecto estético: énfasis, colorismo culterano o cualquier otro.

4. Sonetos “con apellidos”.

En este apartado nos vamos a referir a todos los estilos derivados del soneto clásico que ya no forman parte de la línea principal del mismo aún cuando en ciertos casos pudieran superarle en dificultad o valor artístico, y en otros representen formas devaluadas del soneto. Sigo en este epígrafe las definiciones del “Diccionario de métrica española” de José Domínguez Caparrós, con adiciones mías.

En el epígrafe 5 se consignarán ejemplos de cada tipo.

4.1. Con complementos o dificultades añadidas.

Vamos a señalar aquí formas de soneto que o bien añaden material complementario al mismo o bien introducen efectos estéticos o condiciones que añaden mayor dificultad a su ya de por sí dificultosa composición.

4.1.1. Soneto con estrambote o caudato.

El estrambote o estribote es una coda o añadido al final del soneto que da un giro, generalmente gracioso, al remate de aquel o expresa una moraleja. Se da sobre todo en poesía bufa o satírica. Es relativamente escaso en la práctica magistral, en la que no se conocen más que varios centenares de casos.

En la versión más conocida el estrambote es un conjunto de tres versos, el primero de los cuales, heptasílabo (7 s.r.) hereda la rima del último verso del soneto y es seguido de dos versos endecasílabos formando pareado con nueva rima. Es el caso del estrambote de Al túmulo de Felipe II de Miguel de Cervantes.

No obstante, existen otros tipos de estrambote: con los tres versos endecasílabos y rima igual a la descrita; formado por solo un pareado endecasílabo;

o bien formado por varios estrambotes como el antes descrito, encadenados entre sí en la forma ABBA ABBA CDC DCD / dEE eFF fGG etc.

4.1.2. Soneto acróstico.

Son aquellos en los que las letras iniciales de cada verso forman una frase relativa al tema del soneto o el nombre de persona o personas a quienes se dedica.

4.1.3. Soneto con cola.

Soneto en que cada dos versos se añade uno suplementario quebrado de cuatro o cinco sílabas.

4.1.4. Soneto continuo.

Aquel cuyos tercetos guardan las mismas rimas consonantes de los cuartetos.

4.1.5. Soneto doblado o doble.

Soneto en que se introducen versos quebrados: dos en cada uno de los cuartetos y uno en cada terceto. Los versos quebrados riman con los enteros.

4.1.6. Soneto con eco.

Aquel en que la palabra final repite parte de la palabra que le antecede.

4.1.7. Soneto encadenado.

Soneto en que, a partir del segundo verso, la palabra que inicia cada verso rima en consonante con la final del verso anterior.

4.1.8. Soneto con repetición.

Aquel en que cada verso se inicia con la misma palabra con que terminó el verso anterior.

4.1.9. Soneto retrógrado.

Soneto que guarda forma y sentido de soneto leído (por palabras enteras) tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda.

4.2. Con diferencias de estilo.

Recojo aquí ciertas variantes de sonetos, tan clásicas como el soneto descrito como variante principal en esta teoría, pero que tienen alguna peculiaridad que las aparta de aquella. Es el caso de:

4.2.1. Soneto terciado.

Se diferencia del de la variante principal en el régimen de la rima de los cuartetos. En aquella, como recordamos, el régimen de rima de los cuartetos era abrazado ABBA ABBA; en el soneto terciado el régimen de rima de los cuartetos es cruzado ABAB ABAB. Cabe comentar que en clasicismo no le gana el tradicional, ya que los primeros sonetos en castellano, compuestos por el Marqués de Santillana (fechos al itálico modo) en el siglo XV eran precisamente de este tipo, como ya se ha dicho.

4.2.2. Soneto inglés.

El soneto inglés, llamado también soneto isabelino por haberse originado durante el reinado de Isabel I de Inglaterra, tiene la siguiente estructura de rimas: ABAB CDCD EFEF GG, esto es, se compone de tres serventesios y un pareado.

Henry Howard, conde de Surrey, inició la transformación de la estructura tradicional del soneto, heredada de Petrarca, preparando la aparición del llamado soneto inglés, cuyo representante principal fue William Shakespeare. En castellano se ha usado poco hasta que, ya en pleno siglo XX, Jorge Luis Borges, de gustos muy anglosajones como es sabido, compuso buen número de sonetos en este estilo.

4.2.3. Soneto alejandrino.

Soneto formado enteramente por versos alejandrinos. El verso alejandrino, de 14 sílabas rítmicas, es de los llamados versos compuestos ya que una cesura central intensa lo divide en dos versos heptasílabos (hemistiquios). La cesura central impide la sinalefa entre final del primer hemistiquio y principio del segundo, si en ellos hubiera vocales. Por otra parte tanto al segundo hemistiquio como al primero les son de aplicación obligada las reglas de finales agudos y esdrújulos que ya conocemos para finales de versos normales, cosa que el principiante suele desconocer.

Los sonetos en versos alejandrinos fueron muy del gusto de parnasianos y modernistas a finales del siglo XIX y comienzos del XX, en que este tipo de soneto cobró bastante auge.

4.2.4. Soneto pareado.

Soneto en que la rima de los cuartetos se organiza en pareados, y en los tercetos también aparecen pareados. Su esquema de rimas podría ser el siguiente:

AABB AABB CCD EED.

4.2.5. Soneto polimétrico o con pies quebrados.

Es un soneto en que métricamente se sustituyen según arte del poeta algunos versos endecasílabos (a veces también alejandrinos) por otros cortos, generalmente heptasílabos.

4.3. Con peculiaridades extravagantes.

Sitúo aquí algunos tipos de soneto cuyo rasgo distintivo, peculiaridad o dificultad no aparecen como muy justificados. Algunos de ellos según opiniones podían pasar al apartado 4.1. Son por ejemplo los siguientes:

4.3.1. Sonetos bilingüe o trilíngüe.

Son aquellos que tienen sentido y se pueden entender directamente en dos o tres idiomas, respectivamente.

4.3.2. Soneto invertido.

Soneto en que los tercetos figuran antes que los cuartetos.

4.3.3. Soneto machihembrado.

Soneto en cuya rima se utilizan alternativamente palabras de género masculino y femenino.

4.3.4. Soneto de trece versos.

Soneto en que se ha prescindido del último verso.

4.4. Sonetos devaluados.

Aquí vamos a ver algunos tipos de sonetos en que se han relajado las normas estrictas señaladas al principio de esta teoría, prescindiendo o eludiendo alguna dificultad de las inherentes al soneto clásico. Por esa razón no se les puede considerar sonetos en toda su entereza y, aparte de los valores líricos que pudieran tener, formalmente son composiciones de menor valor.

4.4.1. Soneto de cuartetos independientes.

Es una composición en que las rimas del segundo cuarteto son diferentes de las del primero. Se rompe así el enlace de rima entre los cuartetos (que es una de las dificultades evidentes del soneto) y quedan de esta manera: ABBA CDDC o bien ABAB CDCD.

4.4.2. Soneto asonante.

Aquí la rima consonante perfecta que exige el soneto se sustituye por la asonante, que pide tan solo igualdad de las vocales, y no de las consonantes, desde la última acentuada. Esto trivializa la rima y puede ser un buen recurso para quienes tienen dificultades para lograr la rima consonante.

4.4.3. Soneto sin rima o soneto blanco.

Este caso es más drástico aún: Se trata de un soneto formado enteramente por versos blancos. Se prescinde por completo de cualquier tipo de rima, aunque se mantiene la métrica.

4.5. Variantes del soneto en arte menor.

Por cuanto la versificación en arte menor es más simple que la de arte mayor (téngase en cuenta que la métrica del arte menor es meramente silábica, y la del arte mayor silabotónica, es decir en la segunda además de las sílabas cuenta la posición de los acentos, y en la primera prácticamente no) las variantes en arte menor del soneto pueden considerarse también variantes devaluadas de aquel. Las principales son:

4.5.1. El sonetillo.

Se llama así a cualquier soneto hecho enteramente con versos de arte menor (3 a 8 sílabas), siendo el más practicado el de versos octosílabos.

4.5.2. Soneto septenario.

Es una variante del sonetillo con versos de siete sílabas. El nombre es de origen italiano, pero se ha practicado poco en español.

En aportación teórica posterior abordaré toda esta tipología del soneto con los correspondientes ejemplos.

4 comentarios:

Jesús Herrera Peña dijo...

Francisco, es muy extenso e importante este estudio sobre el soneto. Te felicito.
Ahora bien, sólo para felicitar a la gente no gasto yo tinta cibernética.

Has dicho que fresa rima con obesa, pero no rima con cabeza, ...
En honor a tanto hispanohablante que compone rimas perfectas con fresa y con cabeza porque en su forma de hablar, esas dos palabras rimadas las pronunciaría como fresa y cabesa, te he de rebajar un poquito la razón que puedas tener en se apartado.
Si ahora la RAE admite el pronombre argentino vos con la misma legitimidad que el , creo que hemos de ser un poquito dúctiles y en las rimas de los hispasohablantes seseantes o ceceantes, admitir esas ligerísimas variaciones.
En lo que a mí respecta, procuro no ser tan tajante ni tan intolerante con nuestro riquísimo e internacional idioma.

Canta y sé feliz

Francisco Redondo dijo...

Te agradezco, Jesús, la visita e incluso aunque no sea de cumplido y vayas derecho al grano, que para eso estamos. No obstante te ruego que no seas tajante e intolerante en lo que se refiere a mi supuesta tajancia e intolerancia ¡en materia de ceceo! Que todos los pecados que cometa sean como ese. Vayamos al caso: este estudio sobre el soneto corresponde a una modesta aportación teórica que yo hice a un foro en el que participo. Con una evidente limitación de espacio en un tema tan amplio no ha lugar para demasiadas matizaciones, y el tema que planteas daría para mucho.
No obstante te hago notar que si es cierto que digo lo que tú resaltas no es menos cierto que también digo algo más abajo:
Se pueden asimilar en rima consonante b y v, pero no c o z con s ni ll con y, como no sea en poesía en que se pretenda incluir efectos folklóricos. Y así lo he manifestado muchas veces en ese mismo foro en que la participación latinoamericana es mayoritaria, participación que tiene mi mayor simpatía (no en vano tengo un nieto hispanoperuano, y espero tener más).

Pero el tema no es mío, realmente lo que he puesto aquí sobre el soneto está inspirado en cosas tomadas de varias fuentes que me merecen confianza. En lo que se refiere a la rima consonante y los sonidos actuales de z y de s, incluso en Andalucia o Murcia o Perú la verdad es que no son idénticos: caza no suena igual que casa ni en esas hablas, por eso esa equiparación es siempre aproximativa y poco rigurosa (tan admisible en habla local como hacer sinéresis de vocales largas en león o real, pero siempre como matiz localista o folklórico) Así dice Rudolf Baehr: En la Edad Media se dan con frecuencia fenómenos dialectales en la rima. Desde el Renacimiento, sin embargo, aparecen cada vez menos, si no se emplean con una determinada intención estilística. En la poesía castellana no se debe recurrir en la rima a la pronunciación de z como s;casa con caza) que es corriente en el Sur de España y en Hispanoamérica, ni tampoco al yeismo (caballo; rayo), ampliamente divulgado también en España, como no sea que se intente dar a la posía un colorido popular o dialectal. Y a este mismo respecto José Domínguez Caparrós: Caso un tanto diferente es el de las que J. H. Arjona (1956) llamó rimas andaluzas falsas que consisten en rimar en consonante dos palabras que se diferencian en su final postónico por los fonemas s y z, pero que, de acuerdo con el rasgo dialectal tan extendido del español, no se distinguen en la pronunciación de amplias zonas. Es una confusión que J.H. Arjona estudia en la literatura dramática del Siglo de Oro y que se puede encontrar en poetas hispanoamericanos.

Y a todo ello me atengo, (no ya de manera tajante e intolerante, pero sí con la firmeza de mi convicción) especialmente a la primera cita, con la que coindido en todo: z distinta de s es castellano normalizado; z son s variantes dialectales del castellano, totalmente respetables y usables, pero que nos remiten a los ámbitos concretos del localismo y el folklore.

Un saludo cordial, Jesús

Gustavo Pertierra dijo...

Una valiosa y muy ilustrativa publicación acerca del soneto, su historia y sus formas, que tan útil resulta para quienes intentamos incursionar en ese bello estilo.
Comparto con reservas tu apreciación respecto de la "z" y la "s" o la "c" , puesto que considero que la consonacia responde a cuestiones fonéticas principalmente y en ciertas regiones de habla hispana, como mi pais (Argentina) por ejemplo, se pronuncian de igual forma la "z" y la "s".
En fin es un tema que da para largo y está siempre en el candelero, cuando se habla de consonancia.
Muy agradecido de poder contar con tus valiosos aportes, te dejo mi admiración y un cordial abrazo.

Francisco Redondo dijo...

Gracias por tu amable visita, Gustavo.

Un abrazo,