viernes, 19 de junio de 2009

Efecto mariposa

Creí que yo era Zeus: no lo era

e, indiferente, el Mundo va a su bola;

la Desgracia se va tejiendo sóla

mientras mondo mi propia calavera.


Creí que no era Nadie: pero era

una mínima voz que no controla

el Amo del Tinglado y la Consola

del Mando, del Poder y la Bandera.


¿Será bastante ser tan poca cosa

- una caña consciente en la tormenta –

a conjurar tan importantes males?


Será como el “efecto mariposa”:

un susurro que, solo, apenas cuenta

pero atruena si se une a sus iguales.

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