domingo, 29 de junio de 2008

Epitalamio para Mariana, que se casa con Güis

En forma de silva

¿Qué va a decirte del Amor un viejo
que tú ya no lo sepas, criatura?
El arte del querer se aprende amando,
no escuchando el consejo
de quien, de amar, perdió la dentadura,
y sólo la ternura
de ver amar lo sigue sustentando.

Y aunque de cuando en cuando,
al socaire de un beso,
puro recuerdo, la nostalgia aflora
y agobia al corazón bajo su peso
de manera que, blando,
goza llorando lo que tanto añora,
Amor es hoy, presente, puro ahora,
del que el ayer heredará cenizas.
Y sueños del mañana …

Goza entonces sin tregua, sé señora
de Güis y de esta hora,
del futuro que asoma a tu ventana …

Sé dichosa sin límites, Mariana
(1).


Colmenar Viejo, 26 de Junio de 2008

Mariana es la hija mayor de mi hermana pequeña. Este epitalamio en forma de silva que le dedico es el décimo que hago en mi vida, cuando hace ya cerca de cincuenta años que compuse el primero. Como comenté antes de declamarlo en la boda correspondiente, las nueve parejas anteriores continúan normalmente su convivencia sin que ninguna se haya disuelto ni separado: una eficiencia taumatúrgica del cien por cien que ya desearían tener jueces, alcaldes, concejales, curas u otros casadores profesionales.

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