martes, 22 de abril de 2008

Dame ya, oh dios cruel, todo el olvido.

Me suicido a diario
renunciando a la luz
que ya fue,
entregando mi vida a los olvidos
a retazos, a trozos, a pedazos
que van cayendo yertos …
… y tallando
una estatua de sal
que el viento lima
y disuelve la lluvia …

Y ya ni sé quien soy,
me desconozco,
y me doy miedo
- como un extraño
que el loco azar
te diera por colega
cada vez que lo vieras
tras del vidrio
velado del espejo.

Ando, ya no sé cómo,
con media alma dormida,
igual que un peso muerto.
Con un pasado
de impenetrable niebla,
con una niebla
de la que emergen a veces
objetos, personas, imágenes
que me impresionan
fuertemente,
no sé por qué
puesto que apenas
¡oh Dios!
las reconozco …

Me suicido a diario, si,
sobre esa media alma en niebla,
que me vomita pecios, Señor,
con tu permiso.

Eres cruel, ¡oh Dios!
Dame la Luz o al menos
dame
TODO EL OLVIDO.

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