miércoles, 30 de abril de 2008

Balneario

Dardos de luz
traspasan la enramada.
Lidia la sombra
su perpetua lucha
contra la luz,
y frondas vegetales
son escudos al Sol.

En la espesura
el agua marca
acompasadamente
el goteo del tiempo.

Morosas galerías,
arruinadas beldades,
viejas damas
exhiben sin pudor
su decadencia ...

Dan ganas de llorar:
la lozanía
no es eterna; lo bello
se hace mueca grotesca
de sí mismo
cuando el afeite,
ya remedio vano,
un rostro envejecido
torna en máscara ...

2 comentarios:

vielcada dijo...

Conste que sigo leyendo tus poesias aunque respecto de algunas me cuesta trabajo entenderlas del todo. Magnifica la de hoy aunque el palo que nos das a los (peor para las) "mayores" es de campeonato. Me gustó especialmente la del 13 de abril, por razones obvias. Saludos.

Francisco Redondo dijo...

Gracias por tu seguimiento, vielcada. En cuanto a lo de la vejez, hoy tercera edad, a la que pertenezco ya, a un año de los 70, no hay en mí crueldad sino mero realismo, o si quieres naturalismo. Es decir, no soy yo, es la Naturaleza la que se comporta cruelmente, ayudada por la propia resistencia de los (las) que se niegan a aceptar lo irremediable y agravan con afeites y dudosas "reparaciones" lo que sería un natural declinar. Quevedo y otros se ensañaron aún más. Predico la aceptación de la propia decadencia y el disfrute de lo que depara cada edad. La ocultación (la negación) de la edad es una muestra de grave conflicto interior. Saludos.