jueves, 7 de febrero de 2008

La fe de Blas de Otero

BASTA

Imaginé mi horror por un momento
que Dios, el solo vivo, no existiera,
o que, existiendo, sólo consistiera
en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento.

Y que la muerte, oh estremecimiento,
fuese el hueco sin luz de una escalera,
un colosal vacío que se hundiera
en un silencio desolado, liento.

Entonces ¿para qué vivir, oh hijos
de madre, a qué vidrieras, crucifijos
y todo lo demás? Basta la muerte.

Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos.
O si no, déjanos precipitarnos
sobre Ti – ronco río que revierte.

Blas de Otero, “Ancía” 1958



Hermano Blas de Otero, camarada,
en debate sin fin con lo Absoluto,
en pugna con lo Alto, irresoluto,
al borde del abismo de la Nada.

Al costado, de dudas, la lanzada
ardiente en los latidos del minuto,
y el reproche blasfemo, disoluto,
como oración inversa, despechada:

“Basta. Termina, oh Dios de malmatarnos”.
(No nos tengas en esta vida-muerte).
“O si no, déjanos precipitarnos”

(¡Ah la fe, desgarrada, bronca, fuerte!
¡Ah tu fe, que no deja de asombrarnos!)
“sobre Ti, ronco río que revierte”.

2 comentarios:

RosaMaría dijo...

Si que trasmite un desgarrador mensaje! Me llegó. un abrazo

Francisco Redondo dijo...

Blas de Otero ha sido uno de los poetas que más hondamente han expresado la angustia existencial ante la trascendencia.