martes, 15 de enero de 2008

A Ana María Estepa Román

Ana María Estepa Román, una poetisa o poeta de gran calidad y creciente maestría fue una gran compañera y amiga mientras ambos nos movíamos por Poesía Pura y algún que otro foro. Ella, aunque más joven, mucho más avisada que yo, me prevenía de las politiquillas de los "amos" de los foros y sus peculiares cortes de aduladores y corifeos. De como no respetaban la privacidad de las comunicaciones de los poetas, de como circulaban con varios "nicks" para espiar, vigilar y provocar si se daba el caso, de como reservaban para su corte galardones, comentarios y parabienes mientras extendían cortinas de silencio ante otros menos bienquistos o de tendencias sociopolíticas menos "convenientes". Y yo ingénuo lo ignoraba todo hasta que un día me estalló bajo los pies. Pero Ana siempre se comportó con una lealtad que nunca agradeceré bastante.

En un momento dado le dediqué estos serventesios:

¿Y yo callado, mudo, silente, Ana María?
Cómo un árbol naciste de las frondas del foro
y fuiste afianzando tu poder día a día:
hoy te seguimos todos con las voces a coro.

Tu estatura te eleva sobre hierbas rastreras,
te da la savia fuerte de grandes vegetales,
te permite el disfrute de las luces primeras
y la vista infinita de las aves caudales.

Conservas sin embargo la ternura menina
de las flores que emite tu lira recatada,
trasladando el misterio del alma femenina
a los perfumes hondos que inundan tu enramada.

Deja que me resguarde mientras mi canto agoto
en las sombras amenas que brindan tu espesura;
mi corazón cansado se acogerá al ignoto
encanto que, pujante, tu juventud procura.


Y ella me superó con este soneto dedicado a mi persona, que guardo como uno de los más preciosos regalos que se me hayan hecho:

Corazón de poeta ( dedicado a Francisco Redondo Benito)

Ana María Estepa Román

sábado, 01 de abril de 2006 17:33

Pude reconocerte de un instante,
vi la luz de tu verso y tu nobleza,
las fatigas de ayer, vi tu grandeza
de hombre bueno, cabal, justo y galante.

Reconozco tu especie _ ¡Es de mi gente!_
de la mano tendida y generosa;
de injusticias denuncia clamorosa,
mano abierta y razón, de clara mente.

Por eso te presiento tan cercano,
porque puedo sentir como tú sientes
el latir de la vida, de lo humano,

donde duelen heridas insurgentes.
Compañero Francisco, ciudadano
corazón de poeta entre serpientes.

A lo que respondí, conmovido,

¡Qué emoción, Ana Maria! ¡Qué precioso poema me dedicas! Te haré una confesión: no es que pase nada pero mira ¿puedes creer que con sesenta y seis años que tengo y unos cincuenta y cuatro de poeta nadie había dedicado aún un poema entero y verdadero a mi persona? Y tenías que ser tú ahora y ¡qué soneto! No se me ha de ocurrir la bobada de que me lo guardaré: ¡¡¡LO INCRUSTARÉ EN LO MÁS HONDO DE LA ENTRAÑA!!! Gracias maja. ¿qué decir? Es obvio que no lo merezco. Gracias de tu amigo Francisco, al que has hecho humedecer las más intimas entretelas del corazón. Un beso.

P.D. En tu honor y el de los míos (ojalá, nuestros) insertaré un poema manifiesto en Verso Libre y en Grito. (E inserté el poema Los míos).

2 comentarios:

Ana Estepa dijo...

Jo, Francisco...qué recuerdos.
Realmente no ha pasado tanto tiempo, pero tengo la sensación de que han sido siglos.

Qué te voy a decir, que es emocionante este reencuentro.

Volveré a leer todo lo que has escrito en tu blog, pero a primera vista, lo encuentro estupendo.

Muchas gracias por esta dedicatoria. Mil...o más.

(Cuando disponga de más tiempo volveré con más calma, pero no quería pasar sin decir algo).

Un fuerte abrazo, poeta.

Francisco Redondo dijo...

Lo es, lo es. Gracias por tu visita,Ana y un fuerte abrazo.