martes, 18 de diciembre de 2007

Seguidillas

Junto a la oliva
me dijiste una noche
que me querías.
Dijo la oliva:
“Palabrita de hombre
pronto se olvida”


Que tú eras poco,
mi madre me decía
- ay serrano del alma –
torcío y loco.
Solo con verte
se me entraban temblores
de no tenerte.


Entre guitarras,
se me ahondan las penas,
serrano mío,
dentro del alma;
que sus rasgueos
me recuerdan el tiempo,
serrano mío,
que no te veo.


Traerme flores
y mantones de seda,
mamita mía,
que yo me adorne.
Que, en la colina,
me han dicho que lo han visto,
mi amante, madre,
que acá camina.


Poner banderas
y echar puentes de plata,
mamita mía,
que ya se acerca.
Dejarme sola,
que ya viene mi amante,
mamita mía,
para mi alcoba.


Una vara de nardo
tengo en mi huerto
que, en flores, va cantando
lo que te quiero.
Lo que te quiero:
el cariño más grande
del mundo entero.

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