A Julita, el amor de mi vida
De las riberas solas del Jarama
¿recuerdas esa tarde en la espesura
en que tú me brindaste la hermosura
de tu cuerpo desnudo entre la rama?
¿Y luego aquella gloria sobre el suelo
entre el rumor del agua y su frescura
sin más cobijo, amor, ni cobertura
que el luminoso y grande azul del cielo?
Venus puso el encanto y la belleza,
Pan nos sonó en garganta de jilguero,
la tarde dio el sosiego y la pereza.
Fue nuestra alcoba el Universo entero,
ilimitado el esplendor del gozo
y el amor, primigenio y verdadero.
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