Atardece en mis ojos:
pronto no verán ya
esos celajes tristes y gloriosos
con que la tarde,
como yo,
se muere.
Pronto no verán ya.
Vivir es la renuncia
constante a tantas cosas,
a tantas cosas …
No importaría, pero
la añoranza
me las revive a diario,
sin el brillo de antes,
sin la mágica
luz que las ilustraba …
Me las pone delante
por deplorar su ausencia
inevitable,
por hurgar en la herida
de su pérdida.
Por hacerme llorar.
Atardece en mis ojos.
Y casi llego a desear
una noche cerrada,
definitiva,
espesa …
Balneario de Lugo, 7/7/2007.
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